El software de traducción basado en la inteligencia artificial, como Google Traductor, es cada vez más predominante en Internet. La calidad de las traducciones que produce es suficiente para enviar un correo electrónico a un colega en otro país o para verificar el significado de una frase poco familiar o para conocer la idea general de un texto corto. Sin embargo, está muy lejos de ser una solución perfecta si lo que uno busca es una traducción precisa y profesional.
Hay cinco razones por las que uno debería considerar contratar un servicio de traducción humana en lugar de depender de motores automáticos.
Los humanos entienden los matices.
Las sutilezas de la comunicación, como las ironías y el humor, pueden pasarse por alto en un sistema de traducción basado en la inteligencia artificial. Por su naturaleza, las computadoras son literales en sus traducciones, y las sutilezas pueden perderse, como demuestra este artículo publicado hace unos años en The Guardian: “Beam Me Up… communications that are lost in machine translation”. Tampoco los sistemas de aprendizaje automático, como los que utiliza Trados pueden encontrar una traducción precisa si esta no está cargada en una memoria de traducción o base de datos de terminología.
Las buenas traducciones demuestran conocimientos de estilo y de modismos.
La manera en que un redactor escribe una oración forma parte de su idiolecto, de su estilo individual. Esto también puede desaparecer en una traducción literal. Modismos como no pegar un ojo o meter la pata pueden producir resultados irrisorios si se traducen palabra por palabra. Una empresa de traducción tendrá profesionales capacitados para identificar estas figuras literarias y encontrar las expresiones equivalentes en un idioma meta.
Se pueden evitar los errores.
¿Cómo puede asegurarse de que el sistema haga el trabajo correctamente si usted no habla ni lee el idioma meta de una traducción que ha encargado? La respuesta, en breve, es que no puede. En cambio, si usted encarga una traducción a un servicio profesional con experiencia y acreditado, usted puede estar seguro de que el trabajo de traducción será de alta calidad.
Una doble verificación es posible.
El equipo de una empresa de traducción que cuenta con gerentes de cuenta, coordinadores y lingüistas humanos puede pedirle que aclare usos ambiguos de palabras, usos particulares, repeticiones, dudas sobre los contenidos, y puede darle una devolución en cuanto a la ortografía y la corrección de estilo. Este nivel de servicio no se consigue de una máquina, aunque esta tenga el mejor software. Por ejemplo, un sistema de traducción automática puede pasar por alto usos incorrectos de verbos (por ejemplo, halla en lugar de haya) porque no sabe interpretar el contexto.
El trabajo editorial es invaluable.
Un traductor profesional puede advertirle de pasos en falso culturales y de errores que usted puede estar cometiendo. También puede sugerirle un enfoque alternativo para evitar malentendidos.
Si su traducción es importante para usted, no se la confíe a un algoritmo; encárguesela a una empresa de traducción profesional. Y si los plazos y el presupuesto son factores críticos que lo obligan a usar traducciones automáticas, siempre puede encargar una posedición humana para mejorar la calidad de la traducción.