En uno de mis artículos anteriores, hablé sobre la sinestesia, un cuadro intrigante y perplejo y destaqué que sólo afecta a una parte minúscula del total de la población. No obstante, para mi gran sorpresa, todos somos sinestéticos de una u otra forma. De hecho, tiene algo de sentido (por supuesto, sólo después de leer una opinión bien formulada de una fuente confiable): nuestros cerebros tienen una tendencia a la fusión de estímulos neurológicos de diferentes tipos a fin de ayudarnos a procesar diferentes fuentes de información en forma simultánea…
Hay un artículo muy interesante publicado aquí que formula esta curiosa afirmación, sobre la base de una serie de inteligentes esfuerzos de investigación que han ayudado a transformar al sinestético en un hombre (o una mujer) común. Usted puede participar en la prueba de investigación en el lugar y ver personalmente cómo su cerebro asocia diferentes estímulos sensoriales.
Uno de los jefes de los investigadores tuvo la brillante idea de reclutar a un chef internacional para implementar algunos de los principales conceptos obtenidos mediante las actividades de investigación. Imitando los experimentos clásicos del psicólogo Wolfgang Kohler, más un toque de licencia creativa, parece que la mayoría de la gente asocia ciertos sabores con algunas palabras/sonidos. Los resultados: el queso brie es, definitivamente, “maluma” y los arándanos, “takete”. Tendrán que visitar el sitio cuyo enlace proporcioné arriba para saber de qué estoy hablando…
Parece que los días de la estigmatización de los sinestéticos se acaban. En todo caso, parecerá que tienen demasiado de una VIRTUD y no de un defecto, como históricamente se ha creído. Sin embargo, debería destacarse que en los casos extremos de sinestesia, el sujeto puede quejarse de que una constante sobrecarga sensorial se torna bastante abrumadora.