Wordle fue lanzado en diciembre de 2021 y ha revolucionado Internet alcanzando a casi 3 millones de jugadores en los primeros meses de 2022. Las tablas de puntos de los jugadores han colmado las redes sociales. Desde que fue creado, jugadores internacionales fuera de Estados Unidos han tenido éxito en introducir versiones del juego en sus propias lenguas.
Uno de estos jugadores, Fernando Serboncini, trabaja como diseñador de juegos independiente en sus ratos libres y es un apasionado de los juegos de palabras. Nació en Brasil, pero ahora reside en Montreal y usa el inglés como segunda lengua. Por eso, aunque le fuera bien en el Worlde, no era de los mejores jugadores. Entonces, decidió adaptar el juego para lengua portuguesa.
Wordle, para los que no lo conocen, es un juego de palabras albergado en la Web. Fue creado por Josh Wardle, un ingeniero informático galés que vive en Brooklyn, y lanzado al público en octubre de 2021. Luego de su éxito inicial, el juego fue comprado por el New York Times, que lo alberga en su plataforma. Las reglas son sencillas: los jugadores tienen tres intentos para adivinar una palabra de cinco letras. Con cada intento, el juego revela al jugador si una letra es correcta y está en el lugar correcto, si es correcta y no está en el lugar correcto, o si no forma parte de la palabra.
Mientras construía Termo, la versión portuguesa del juego, Serboncini tuvo que luchar con las diferencias entre el inglés y el portugués, por ejemplo, conjugaciones y los signos diacríticos, sin cambiar demasiado la mecánica esencial del juego. Ahora visitan su sitio alrededor de 200 000 jugadores diariamente.
Adaptar Wordle a otras lenguas sin cambiar la mecánica es todo un desafío. Por ejemplo, para crear una versión en lengua tamil, Sankar, un arquitecto informático de la India tuvo que deshacerse del límite de seis intentos que existía desde un principio. Esto es porque la lengua tamil usa un silabario, y eso quiere decir que cada una de sus 12 vocales y 18 consonantes forman pares únicos. Aquello suma 200 símbolos combinados y presenta demasiadas opciones como para que los jugadores tengan una chance de ganar una partida con seis intentos o menos.
Otro desafío es encontrar palabras de cinco letras apropiadas para el diccionario del juego. Fatih Kadir Akin, el desarrollador informático de Estambul que creó la versión turca de Wordle, utilizó un sitio que había publicado una especie de chuleta o machete con todas las palabras de cinco letras que se pueden usar en Scrabble para generar su propio diccionario. Según Serboncini, la escasez de diccionarios de portugués open source para construir su versión fue una de las dificultades más grandes en el desarrollo de Termo. De hecho, esta escasez puede ser la razón por la cual no hay muchos juegos de palabras independientes en portugués. Ahora que tiene esto en cuenta, piensa desarrollar un diccionario público para desarrolladores de habla portuguesa una vez que el éxito inicial de Wordle se disipe un poco.
¿Qué tienen en común estas lenguas? Estas lenguas, junto con el inglés, el alemán, el español y el urdu tienen sistemas de escritura fonográficos. Esto quiere decir que cada letra, más o menos, corresponde a un sonido o a un fonema. De esta manera, y a pesar de las dificultades, Dustin A. Chacón, un investigador del laboratorio de neurolingüística de NYU Abu Dhabi, propone que cualquier alfabeto podría funcionar con algunos ajustes. Pero no todas las lenguas siguen este modelo.
El chino, por ejemplo, usa ideogramas. En lugar de representar fonemas, como los fonogramas, los ideogramas representan palabras o frases enteras. Li Zhong, un programador que vive en Hangzhou, demostró que «una versión china de Worlde necesitaría muchos ajustes para que sea práctica o equitativa.» Su versión utiliza el chengyu, un tipo de expresión idiomática compuesta por cuatro caracteres y ha alcanzado a 70 000 jugadores.
Algunas lenguas, como el japonés, toman prestados los ideogramas chinos para complementar sus sistemas de escritura fonográficos y, por ende, son más fáciles de adaptar. Sin embargo, no deja de ser cierto que todas estas versiones en distintas lenguas han llegado más allá del círculo pequeño al que las introdujeron los desarrolladores. Por ejemplo, en Turquía, Akin ha recibido tuits que piden versiones en kurdo o en judeoespañol, lenguas minoritarias de aquel país. Worldes of the World busca ser la lista más completa de versiones del Wordle disponibles en la Web. Actualmente comprende 770 entradas en 149 lenguas distintas.
Wordle Global mantiene una lista de juegos similares e incluye lenguas inventadas, como el klingon y el élfico.
Los desarrolladores que necesiten localizar sus juegos para un público internacional no están solos. Los expertos en lenguas, como los más de 10 000 lingüistas que trabajan para Trusted Translations en todo el mundo, pueden ser extremadamente útiles en el desarrollo de juegos para un público nuevo.
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