El lenguaje es una herramienta a través de la cual nosotros intentamos darle sentido a un mundo que está lleno de reglas y normas confusas. Hay pocos defensores del lenguaje incomprensible que tanto entorpece los procesos burocráticos. Por eso, se ha dado una tendencia creciente entre varios gobiernos para aclarar las cosas.
La Ley para un Lenguaje Sencillo aprobado en 2010 obliga a los órganos federales a escribir comunicaciones gubernamentales que el público puede entender y usar. Como estipula la Red de Acción e Información sobre el Lenguaje Sencillo, esto implica asegurarse de que los lectores puedan encontrar fácilmente lo que buscan, entender lo que se transmite y actuar según la información dada. Para lograr este fin, han desarrollado las Normas federales para un lenguaje sencillo, para que las agencias tengan una referencia de la mejor manera de comunicarse.
El Poder Judicial, por ejemplo, utiliza estas normas para «escribir cualquier documento nuevo o ampliamente modificado que brinda información acerca de cualquiera de nuestros servicios o beneficios o explica cómo cumplir con los requisitos que gestionamos o hacemos cumplir».
La Food and Drug Administration, por su parte, está expandiendo la consciencia acerca de la Ley para un Lenguaje Sencillo entre sus empleados y brinda capacitación para toda la planta de distintas maneras, entre ellas los cursos en línea del Ministerio de Salud y Servicios Sociales, seminarios en línea, y capacitación presencial. Y, de la misma manera que el Poder Judicial, buscan utilizar las normas del lenguaje sencillo en todos los documentos nuevos que producen.
En Canadá, hace poco tiempo, han inaugurado la Comunidad de práctica de un lenguaje claro para mantener una red de comunicaciones profesionales cuyo propósito es ayudar a los empleados públicos a comunicarse con su público utilizando un lenguaje sencillo.
Al otro lado del mundo, el gobierno de Nueva Zelanda sigue esta tendencia con un proyecto de ley para asegurarse de que los funcionarios utilicen el sobredicho lenguaje sencillo y entendible para comunicarse con el público. Este proyecto de ley ha pasado por dos revisiones y espera la tercera y última para aprobarse como ley.
Los defensores del proyecto opinan que las comunicaciones por parte del gobierno de Nueva Zelanda tienen mucho para mejorar. Como la Red de Acción e Información sobre el Lenguaje Sencillo, el país ya cuenta con un premio anual de lenguaje sencillo: un trofeo por la mejor transformación de una oración, para motivar las mejoras.
La oposición en Nueva Zelanda advierte que estas normas conllevarán costos y procesos burocráticos adicionales, ya que se necesitarán funcionarios para supervisar la implementación de la normativa, cuyo éxito es poco probable. «Permítanme hablar con un lenguaje extremadamente sencillo», dijo el ministro nacional Chris Bishop. «Este es el proyecto de ley más estúpido que hemos tratado en el Parlamento durante esta sesión. El Partido Nacional lo derogará».
Los legisladores laboristas sostienen que, al final de cuentas, la ley promoverá el cumplimiento de las normas impositivas, mejorará la confianza en el gobierno y aliviará a los centros de asistencia que reciben llamadas de un público que no entiende sus responsabilidades.
Finalmente, el 19 de octubre, el proyectó aprobó la tercera revisión, gracias al apoyo de los laboristas, los verdes y los partidos maoríes, y será promulgado como ley.
Las personas necesitan poder entender qué pasó y por qué y qué consecuencias puede haber. Por eso, cuando los gobiernos se comunican de manera confusa, el público no accede a los servicios que tienen disponibles. También hace que las personas no confíen en el gobierno y que disminuya la participación ciudadana. Los más afectados son aquellos que hablan el inglés como segunda lengua, que no han tenido estudios superiores, que viven con discapacidades o que son de edad avanzada.
Para Lynda Harris, que creó los premios y es gerente de la consultora de lenguaje sencillo Write Ltd., el lenguaje confuso es mucho más que una cuestión de estética. Las comunicaciones de los gobiernos afectan partes importantes de las vidas de las personas, como el estatus migratorio, los divorcios, el acceso a servicios sociales y los permisos para construir viviendas. Para ilustrar su idea, cuenta cómo son las cartas que recibe de persona frustradas, «que transmiten su llanto y su ira por haber querido hacer un trámite».
Esto se transmite a los anuncios oficiales para el público, cuyo propósito es embarrar el terreno y despistar a la gente para que no se descubra su propia culpabilidad. Lo vemos en informes de la policía que se ven así: «Los agentes advirtieron un masculino sospechoso… en ese momento se vieron involucrados en un tiroteo.” Esto es una descripción vaga de la situación.
De todas maneras, la doctora Andreea Calude, lingüista, propone que el lenguaje sencillo no es la cura. Dice que, «mientras los humanos sean creativos, lúdicos e inventores, siempre encontraran la manera de sortear [las normas]».
Para asegurarte de que tus contenidos sean claros y fáciles de entender, puedes contratar los servicios de revisión de Trusted Translations, que incluyen la edición y la corrección de textos. Este tipo de enfoque puede ser especialmente útil en facilitar la comunicación entre personas cuya lengua madre es distinta.
Foto de Andrea Piacquadio