Con motivo del VI Congreso Internacional de la Lengua Española, que se celebró la pasada semana en Panamá, el periódico español El País encargó a escritores de las veinte naciones hispanoparlantes (y de los Estados Unidos) la elección de aquellas palabras que mejor representan al castellano de sus regiones. El resultado de la encuesta es un interesante atlas sonoro de la lengua, configurado por las nominaciones realizadas por los veintiún literatos participantes.
Esta es sin duda una buena ocasión para volver a asombrarnos con la diversidad de nuestra lengua, tan rica en variedades dialectales y regionales. Las palabras propuestas por los encuestados son:
Argentina: boludo (Juan Gelman). «Término muy popular y dueño de una gran ambivalencia hoy. Entraña la referencia a una persona tonta, estúpida o idiota; pero no siempre implica esa connotación de insulto o despectiva», ya que últimamente se la ha adoptado como apelativo entre amigos.
Bolivia: jailón (Edmundo Paz Soldán). «Es alguien de la high society, y la connotación suele ser negativa».
Chile: patiperro (Antonio Skármeta). «Los chilenos tenemos patas de perro. Abandonamos nuestros lares con frecuencia tras vagas ensoñaciones o por apremiantes necesidades que nos impulsan a dejar el país. Encerrados en una tierra estrecha entre el mar y la cordillera de los Andes queremos romper límites, curiosear».
Colombia: vaina (Laura Restrepo). «Exclamamos ¡qué vaina! cuando se trata de un desastre, y ¡qué buena vaina! para referirnos a un triunfo e incluso a la salvación. Para precisar su extenso significado, suele utilizarse precedida por el pronombre demostrativo esa: Pásame esa vaina, decimos señalando con el índice, y podemos estar pidiendo desde una aguja hasta un elefante. Ya salí de esa vaina alude a cualquier alivio, desde curarse de un resfrío hasta ganar un juicio contencioso-administrativo. Al extranjero que visite estas tierras, familiarizarse con el múltiple y versátil manejo de vaina le ahorra tener que aprender español».
Costa Rica: tuanis (Carlos Cortés). ¿Todo tuanis?
Cuba: asere (Wendy Guerra). «Algunos dicen que significa “Yo te saludo”, otros dicen que en lucumí significa “loco”, pero lo cierto es que la nueva generación de cubanos refiere a Asere y Asere que bolá como el saludo más popular y común que ya nos distingue en el mundo».
Ecuador: yapa (Gabriela Alemán). «… algo adicional, un regalo. Cuando tenía diez años en todas las panaderías de Quito se daba una yapa a los clientes habituales, eran uno o dos panes que establecían un pacto de amistad».
El Salvador: cipote (Horacio Castellanos Moya). «Palabra de uso común sinónimo de niño, joven, adulto inmaduro. Es exclusiva de El Salvador, donde no se le asigna ninguno de los significados castizos (hombre grueso o torpe, miembro viril)».
España: contradiós (Álvaro Pombo). «… coloquialismo español que se usa para designar un disparate (una cosa absurda o contraria a la razón) (…) Dios y las cosas divinas y católicas están grabadas a fuego en nuestro léxico y en nuestros usos lingüísticos».
Estados Unidos: parqueadero (Sergio de la Pava). Espléndido exponente de espanglish.
Guatemala: kaibil (Rodrigo Rey Rosa). Palabra de origen maya-mam que designa un tipo de comandos especiales, notorios por lo sanguinarios, que combatieron en la guerra contraguerrillas.
Honduras: pija (María Eugenia Ramos). Denominación del pene con la que los hondureños «expresamos desde entusiasmo a la indiferencia, pasando por el enojo y estados alterados de conciencia. Se usa como sustantivo, verbo y adjetivo».
México: pinche (José Emilio Pacheco). «… epíteto derogatorio que sorprende por su omnipresencia y durabilidad».
Nicaragua: chunche (Sergio Ramírez). «Un chunche es una cosa y cualquier cosa, un comodín que salta sin descanso, mueble, aparato, herramienta, vehículo». Como pasa con el pinche mexicano, la extensión de su uso la vuelve ubicua.
Panamá: sinvergüenzura (Carlos Wynter Melo). «Una sinvergüenzura es comerse el mundo de un bocado. Es un escape (…) o el motivo de que exclames de repente, porque te nació de las vísceras: ¡Qué sinvergüenzura!, para quejarte o decir, oye, es asombroso que los humanoides seamos inmensos».
Paraguay: curuvica (José Pérez Reyes). Fragmento muy pequeño, producto de la trituración de un material sólido.
Perú: huachafo (Iván Thays). Sinónimo de cursi, que va mucho más allá para incluir a lo gramatical, lo sociológico… «La huachafería es imitar o pretender ser lo que no es (…) Su uso es tan subjetivo que resulta incluso huachafo el andar señalando las huachaferías de los demás».
Puerto Rico: bregar (Mayra Santos-Febres). «… la ubicuidad de la palabra explica todo un modo de vida. Hay que bregar mucho para vivir en Puerto Rico».
República Dominicana: olla (Rita Indiana Hernández). Circunstancia desdichada en la cual se teme caer: «lugar caliente y letal, pequeño infierno donde terminan los desempleados, viven los pobres y al que hacen referencia constante los de la clase media».
Uruguay: celeste (Claudia Amengual). Marca de la identidad nacional que no proviene tanto del color de la camiseta de la selección nacional de futbol como de los colores de la bandera.
Venezuela: bochinche (Rafael Cadenas). De su significado original (fiesta escandalosa) derivó hacia desorden, alboroto o tumulto.
Tan interesantes como las propuestas de los escritores son las de los propios lectores, que recomendamos encontrar en la publicación original de la encuesta. Desde luego, queda claro que si algo no le falta al español, es expresividad.