¿Es posible que el uso de la tecnología se vuelva en contra de quienes creen estar aprovechándola? ¿Podría darse en el campo de la traducción una situación similar a la que plantea la película Terminator II?
Actualmente se generan 3 billones de gigabytes de datos por día. Los servicios de traducción automática hoy por hoy son capaces de procesar más palabras en un minuto que todos los traductores humanos en un año.
Y si bien la traducción automática no produce actualmente la misma calidad que puede alcanzar la traducción humana, vale decir en defensa de la tecnología, como bien dice en esta entrada, que somos tecnológicamente dependientes y que la calidad de la traducción automática va a mejorar rápidamente. Al menos en una serie de campos, por ejemplo, es de esperar que alcance un estándar aceptable en los próximos 10 a 15 años.
Existen numerosos ejemplos en los que un desarrollo tecnológico hizo cundir el pánico entre los miembros del rubro que la nueva tecnología vino a emular, ya que se temía que la innovación fuera capaz de acabar con la labor humana en cuestión. Sin embargo, el incesante avance de la traducción automática, en línea con lo que se advierte en esta entrada, está generando nuevas instancias de coexistencia con la tecnología como ser la post-edición o la revisión del producto entregado por la machine.
Y lo cierto es que la traducción humana de alta calidad no puede sino coexistir a la par de la traducción automática, abocarse a las áreas del contenido discursivo que escapan al radio de acción de la traducción automática como la poesía, el humor y el marketing (por dar solo algunos ejemplos) y asumir los nuevos roles que esta nueva era está propiciando, como ser los operadores de una máquina cada vez más inteligente.