Hay muchas revistas con chistes realmente divertidos, libros en los que se narran situaciones que dan mucha risa, videos o películas donde es inevitable soltar unas cuantas carcajadas. A todo el mundo le gusta reírse, disfrutar de ese intenso instante de felicidad. Y lo primero que uno quiere hacer al encontrar una buena fuente de humor es compartirla para que los demás también se rían.
Ahora, es muy fácil creer que un texto humorístico puede ser traducido a cualquier idioma para publicarlo en distintos países del planeta, y que ese humor va a generar el mismo efecto en otras culturas. El humor es algo universal, ¿no? Todos deberían reírse igual de lo mismo. Pero ciertamente las traducciones de chistes o momentos cómicos son de hecho un gran reto para los traductores. Primero que nada, no se trata de una simple traducción, sino de una ingeniosa localización.
Hay diferentes motivos por los cuales un texto divertido puede perder un poco de gracia al ser traducido, incluso puede no resultar nada gracioso, o en el peor de los casos, puede incluso ofender al lector. Es que muchos chistes están basados en juegos de palabras o rimas, cosas que tienden a desaparecer en una traducción. Son para muchos traductores cosas “intraducibles”. También están impregnados temas socio-culturales propios de una región específica que pueden ser muy diferentes en otros lugares. Por ejemplo, sería una pésima idea traducir un chiste sobre cómo las vacas terminan siendo hamburguesas, que tal vez en los Estados Unidos sea muy divertido, pero en la India sería un insulto a sus creencias, ya que las vacas allí son consideradas sagradas. Y a esto nos referimos con localización, es entender el concepto del chiste, pero adaptarlo a una cultura diferente para lograr el efecto lo más parecido posible al texto original. Seguramente habrá que cambiar palabras, protagonistas, en mismo entorno en que se mueven, tal vez quitar algunas partes y cambiarlas por otras. Por todo esto, es importante darles a los lingüistas una licencia para reacondicionar los textos al traducirlos para poder hacer reír a la gente de los más diversos rincones del mundo.
Por supuesto que también hay casos en los que un texto tiene un tipo de humor traducible sin tener que aplicar cambios, pero en general hay que estar preparados para que muchos textos y chistes sufran una pequeña metamorfosis para seguir siendo divertidos en otros países.
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