Como hemos establecido antes, la traducción automática es una tendencia en aumento, que amenaza con comerse a todo traductor que no quiera adaptarse a los tiempos que están cambiando. Pero, ¿qué sucederá cuando las máquinas sean capaces de hacer por su cuenta todo lo que nosotros hacemos? ¿Es posible que eso ocurra? ¿Realmente queremos que lleguen tan lejos? ¿Cuál será nuestro destino como especie si estamos en ese escenario?
¿Somos nosotros los que estamos destinados a convertirnos con el tiempo en una especie obsoleta y anticuada?
Se supone que nosotros, Homo sapiens, somos los seres vivos más avanzados del planeta. Podemos estar de pie, pensar más con más profundidad y rapidez que cualquier otra especie humana anterior, ¡y tenemos iPhones! (Y sí, bueno, algunos los usamos para selfies y tal, pero eso no viene al caso).
Nosotros, los “sapiens”, ya ni tenemos que preocuparnos por la selección natural darwiniana gracias al establecimiento de la sociedad civilizada. Nuestro suministro de alimentos está constantemente disponible en los supermercados, nuestras casas ya están construidas y el agua no escasea. Así pues, en estas condiciones, ¿podemos considerar que todavía estamos evolucionando? ¿Las amenazas naturales que obligan a la evolución se han adaptado también a los tiempos en que vivimos hoy en día?
En 1957, el biólogo Julian Huxley, hermano de nuestro querido Aldous, acuñó el término “transhumanismo”: la idea de que debemos utilizar la tecnología para superar las limitaciones naturales de nuestro cuerpo. Huxley creía que “la especie humana podría trascenderse a sí misma” a través de “humanismo evolutivo”.
Casi medio siglo después, el transhumanismo se ha convertido en una posibilidad real, señalando el camino a un futuro increíblemente trascendente que habría sido inimaginable incluso para Huxley. Las elecciones que estamos haciendo hoy determinan lo que vendrá después de la civilización humana.
En la visión del mundo anterior a la Ilustración, los seres humanos eran el pináculo de la creación, hecha a imagen y semejanza de Dios para habitar en un planeta que se consideraba el centro del universo. El pensamiento de la Ilustración, sobre todo la ciencia, se fue deteriorando gradualmente, y el enfoque de la humanidad como centro con el tiempo cambió a algo más grande que nosotros.
A través del desarrollo del pensamiento filosófico y el salto evolutivo hecho por la tecnología misma, la civilización posmoderna ha superado el concepto de que los seres humanos son el pináculo de algo. La inteligencia artificial ya puede lograr mucho con muy poco esfuerzo, por lo que la mayoría de los procesos realizados por humanos se están volviendo obsoletos gradualmente.
El mercado de la traducción parece estar sufriendo esta “evolución” de lo que algunos consideran como la próxima especie: el Homo machinae.
Entonces, ¿qué es esta criatura temida que llamaríamos el nuevo pináculo de la evolución? ¿Es un tipo de ciborg? ¿Un organismo biomecánico diseñado para optimizar todos los procesos de la actividad humana hacia la perfección final? ¿Va a tener “alma”? Así, la transición inicial en la era del transhumanismo de Huxley no tiene que ser tan dramática. Por ahora, ser capaz de comunicarse con las herramientas tecnológicas de que disponemos será más que suficiente. De esta forma nosotros, los sapiens, nos adaptaremos a la nueva era que viene, y así “evolucionaremos” hacia la siguiente etapa. Al igual que el Homo erectus tomó las herramientas para convertirse en Homo habilis, nosotros debemos tomar la tecnología y utilizarla para sobrevivir en este entorno en constante cambio.
La industria de la traducción (en realidad todas las industrias) fluctúa y cambia constantemente, lo que genera nuevas amenazas y oportunidades todos los días. Estos son los cambios que debemos aprender a percibir a fin de satisfacer las nuevas necesidades.
Los clientes quieren resultados más rápidamente y a menor costo. ¿Cómo puede un traductor humano competir con una máquina que puede procesar grandes volúmenes de trabajo en cuestión de segundos con solo un clic?
La respuesta más directa y sencilla: no puede competir, pero puede adaptarse para sobrevivir.
El producto de la TA siempre requerirá supervisión humana con el fin de garantizar traducciones de alta calidad.
Mientras la IA no pueda replicar la chispa humana que permite la improvisación y la extrapolación de los datos caóticos, con el fin de crear algo con sentido coherente, nosotros los humanos siempre tendremos un papel importante que desempeñar en este gran espectáculo de ciencia ficción del mundo en el que vivimos.
Así que no vaya en contra del cambio por temor a lo desconocido, sino más bien trate de incorporarlo a su vida, y conviértase en parte de lo que viene en lugar de quedarse atrás como otros viejos fósiles desconocidos.