A la hora de traducir para América Latina, debemos tener muy en cuenta las sutiles diferencias que existen entre cada país, no sólo culturales, sino en cuanto a vocablo utilizado para expresarse en el día a día. Esto se puede aplicar en el contexto de los negocios. Si un cliente necesita llevar un producto a América Latina, deberá tener en cuenta que no en todos los países su producto podría ser un éxito si no sabe que palabras debería usar.
Por supuesto que existen palabras “neutrales” que hacen que el entendimiento entre latinoamericanos sea mucho más sencillo, pero en muchas ocasiones puede haber gran confusión incluso al hablar de temas mundanos o sin gran trascendencia. Es común encontrar diferencias en áreas específicas como la culinaria, algunas áreas técnicas, mecánica etc. Pero también es importante conocer las diferencias en la terminología del día a día de aquellos quienes serán los clientes finales de nuestros productos.
El español latinoamericano es diverso y rico, por lo que un buen trabajo de traducción debería ser realizado por traductores nativos del país hacia dónde va el producto. En caso de no poder contar con un traductor nativo, considere entonces un buen trabajo de localización.
Veamos por ejemplo el español caribeño, que corresponde al español hablado en los territorios isleños de Cuba, la República Dominicana y Puerto Rico, así como también las áreas costeras y, por extensión, el interior de Venezuela, el norte de Colombia y la mayor parte de Panamá. Otra división puede ser el español centro americano, que es la variante del idioma español empleada en las repúblicas centroamericanas de Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala junto con el estado sureño mexicano de Chiapas. Luego podemos ir más específicamente y hacer una división por país, de manera que encontramos el español peruano, el chileno y el español rioplatense que corresponde al castellano de Argentina y Uruguay. Como vemos, tenemos bastantes variaciones, por lo que no es recomendable para el cliente
Un ejemplo específico de un producto que debería ser cuidadoso a la hora de venderse en otro país, es el dulce argentino llamado “Pico dulce”. En la mayoría de los países no tendría complicaciones, a menos que se quisiera comercializar en Chile. En ese país, la palabra “pico” hace referencia dentro del argot cotidiano al miembro sexual masculino, por lo que el nombre del producto podría no ser el más adecuado a la hora de comercializarlo en ese país.
Como podemos ver, tenemos muchas variaciones este rico idioma, si Ud., el cliente desea expandir su negocio, piense nuevamente en la importancia de trabajar con traductores nativos y aún más, en la importancia de un buen trabajo de localización.
A continuación veremos algunos ejemplos de otras palabras que tienen distinto significado dependiendo del país:
• Trabajo: Lo que en Chile llamamos “pega”, en Honduras y México le dicen “chamba” y en Argentina “laburo”.
• Joven: Lo que en Chile puede ser un “cabro”, en Venezuela puede ser un “chamo”, en México un “chavo” y en Puerto Rico un “muchacho”.
• Guagua: En Ecuador y Chile, una guagua es un bebé; en Cuba y Puerto Rico, es una camioneta; en Puerto Rico y República Dominicana, un microbús.
• Bocadillos: En Chile es un “picoteo”, en Argentina “una picadita”, en México es “botana” o “antojitos”, en Venezuela un “pasapalo”, en España una “tapa”, y en Puerto Rico y República Dominicana una “picadera”.
• Ropa interior: En Chile son “calzones”, en España son “bragas”, en Argentina “bombachas”, en México y Venezuela “pantaletas”, y otra variación venezolana sería “blumers”.
• Buses de locomoción colectiva: en Argentina “un colectivo”, en Chile “una micro“, en México un “camión”, en España un “autobús”, en Puerto Rico y República Dominicana una “guagua” o “voladora” y en Venezuela un “carrito” o “buseta”.
• Máquina para unir papeles: en Puerto Rico es “grapadora”, en Chile es “corchetera”, en Argentina “abrochadora”, en Paraguay “presilladora”, en Ecuador y Uruguay es “engrampadora” y en Venezuela “engrapadora”.