La repentina facilidad y rapidez con la cual la gente empezó a comunicarse en la era de los e-mails, SMS y chats ha creado una “erosión” en los idiomas del mundo que aterra a los maestros de lengua, padres y fetichistas de la ortografía.
Este texto de ejemplo refleja la degradación del lenguaje en este nuevo milenio:
“Hola como tas? Toy supermercado buscando bateria para la compu dde me dijiste que buscara pero no encuentro. Pasame p f la location del otro super q me dijiste q tenia cosas de electronik pq aca parece q no hay mas. Bso!”
Palabras cortadas, ausencia de acentos, artículos, preposiciones y signos de puntuación, abreviaciones de las abreviaciones y términos en inglés son moneda corriente en las conversaciones por celular, cuando la gente se encuentra caminando o conduciendo, o simplemente quiere comunicarse tan rápido escribiendo como lo haría hablando, usando solo su visión periférica para interactuar con el mundo alrededor.
Esto es un hábito continuo de todos los días que lleva a mucha gente olvidarse por completo de las reglas ortográficas y gramaticales, y ni hablar del estilo y la elegancia. Es un fenómeno mundial y cuasi viral que amenaza la integridad de los idiomas a un ritmo más acelerado que el calentamiento global.
Las computadoras y teléfonos inteligentes tienen herramientas prácticas como correctores de ortografía y teclado predictivo, pero la realidad es que la mayoría de la gente las deja de lado ya que transmitir el mensaje lo antes posible es más importante que enviar textos perfectos.
Afortunadamente, gente como los traductores, lingüistas y maestros de idiomas mantienen a salvo a nuestros preciados idiomas que llevan siglos evolucionando. Sería una pena que la tecnología termine siendo un enemigo lingüístico; es por eso que es preciso no dejarse llevar por este “movimiento simplificador” de las lenguas y cuidarlas como el verdadero tesoro cultural y comunicacional que son.