En una época donde las nuevas plataformas de transmisión de video por internet están en pleno auge, una ley promulgada en 2012 obligó a compañías como Netflix, Hulu o Amazon Prime a asegurar que el 100% de sus contenidos en inglés tendría subtítulos en el mismo idioma que el audio original (también conocidos como “closed captions”) para 2014. A partir de esa fecha, la cantidad de trabajos de transcripción de video en este formato ha aumentado exponencialmente para traductores y subtituladores.
¿Qué hay que tener en cuenta al momento de transcribir este tipo de subtítulos? En principio, un software de subtitulado ayudará enormemente la tarea, principalmente al momento de temporizar los subtítulos (cosa prácticamente imposible de hacer en un procesador de textos).
El armado de este tipo de subtítulos involucra la transcripción del material de video siguiendo ciertas reglas, muchas de ellas en común con los subtítulos comunes, pero otras exclusivamente orientadas a que el material visual pueda ser entendido sin su audio correspondiente.
La regla de oro al momento de transcribirlos es ponerse en el lugar del público al que va dirigido, principalmente personas con dificultades de audición. Así, se hace necesaria la transcripción de los sonidos ambiente. Uno de los errores más comunes es transcribir absolutamente todos los sonidos que se escuchan. La regla general es que si la fuente del sonido se ve en pantalla, no es necesario incluirlo. En cambio, si se escucha el aullido de un lobo a lo lejos y el personaje principal se sobresalta, ese es un sonido que será necesario aclarar para que se entienda la reacción del personaje. Si bien hay varias maneras de transcribir los sonidos, lo más común es hacerlo entre corchetes o paréntesis. Lo mejor es ser lo más sucinto posible, sin adornar el sonido con adjetivos o adverbios innecesarios.
Otro error usual es terminar las líneas con preposiciones, artículos, conjunciones: esto hace el texto difícil de seguir. Idealmente, ni el corte entre subtítulos ni entre las líneas de un mismo subtítulo debe interrumpir una unidad de sentido (esto es, no separar un sustantivo de su artículo, o un adjetivo de su sustantivo).
Una diferencia con los subtítulos clásicos es la notación de cambio de interlocutor, particularmente útil cuando los personajes no están en pantalla. Estos pueden realizarse con guiones, el signo >>, o incluso ubicando los captions debajo del personaje que habla. En cuanto a las malas palabras, uno podrá suponer que si se no están censuradas en el audio, pueden ser transcriptas sin problemas. Sin embargo, se aconseja consultar al cliente ya que al incluirlos se podrían estar infringiendo reglas de transmisión locales.
Por último, la tarea de temporización es tan importante como la de transcripción. Hay que tener especial cuidado en que los subtítulos no sean demasiado cortos, para que la lectura pueda ser seguida por el espectador, y que la sincronización de cada subtítulo con el audio correspondiente sea lo más acertada posible.
Los subtítulos en el mismo idioma o “closed captions” son una herramienta fundamental para la inclusión de las personas con dificultades de audición. Si ya existen leyes que regulan la cantidad de material que debe presentar estos subtítulos, es nuestro trabajo concentrarnos en la calidad para ofrecerle al espectador la mejor experiencia posible.