A medida que se acerca el referéndum para decidir si el Reino Unido seguirá formando parte de la Unión Europea, surgen más preguntas con respecto a la estabilidad de la organización. Las dudas no son solo acerca de los temas de negocios, la integración, los servicios financieros, la inmigración y la libertad de movimiento de los ciudadanos británicos, sino también acerca de si el inglés seguirá siendo el idioma oficial.
Guste o no, por diversas razones, el inglés se ha vuelto, sin dudas, el idioma dominante de Europa. Uno de los motivos es que ya se ha establecido como el idioma oficial del comercio internacional en todo el mundo. Si bien algunas entidades internacionales con base en Europa tienen otros idiomas de trabajo oficiales (por ejemplo, la Corte Penal Internacional, con base en La Haya y en los Países Bajos, cuyos idiomas de trabajo son el inglés y el francés), el inglés es la lengua que todos deberían hablar para poder pasear libremente y sin “limitaciones lingüísticas” por Europa.
Hay gente que cree que el inglés debería ser la lengua oficial de la Unión Europea, dado que es fácil de aprender y, por lo tanto, ofrecería un sentido de unidad dentro de la Unión y también ayudaría a impulsar la economía del continente. Por ejemplo, si un italiano quisiera mudarse a Hungría sin hablar húngaro, podría hacerlo y sobrevivir solo si habla inglés, y es probable que hasta pueda conseguir trabajo. Aunque la mayor parte de los europeos ya habla inglés como lengua extranjera, hay muchos que se resisten porque no quieren perder su lengua nativa. Pero eso no ocurriría, porque solo hablamos de usar el inglés como un idioma para unificar a todo el continente, no para reemplazar la lengua de cada país.
Sin embargo, el inglés se ha vuelto un idioma global, y no parece que su influencia como la lengua franca actual, sobre otras lenguas ampliamente habladas, vaya a desaparecer pronto. Muchos idiomas han adoptado palabras del inglés que se usan en toda Europa (y en todo el mundo), pero, si el Reino Unido se retira, ¿es posible que el resto de Europa vea ese hecho como una oportunidad para establecer un nuevo idioma dominante? Sabemos bien que el inglés es el idioma dominante en todo el mundo, pero ¿cómo afectaría a la industria europea de la traducción el hecho de que otro idioma pase a ser el más importante del continente? ¿Qué idioma reemplazaría al inglés? ¿Será fácil encontrar traductores que tengan el conocimiento para trabajar con estos otros idiomas? ¿Los avances de la traducción automática en cuanto a la introducción de nuevos idiomas principales tendrían un rol más importante?
Todas estas preguntas necesitan respuestas, solo el tiempo y el resultado del referéndum tendrán la última palabra