Hace unos días me llamó la atención un cartel que decía: CUIDADO CON EL “PERRO”. Entonces, me puse a pensar en los usos correctos de las comillas. Muchas veces, se utilizan para llamar la atención sobre una palabra, como en este caso; sin embargo, esta opción no se encuentra entre los usos que menciona la Real Academia Española. Según las normas de la RAE, las comillas tienen los siguientes usos:
- Para enmarcar la reproducción de citas textuales: Juan dijo: “No iré a ese lugar”.
- Para encerrar, en las obras literarias de carácter narrativo, los textos que reproducen de forma directa los pensamientos de los personajes: “Jamás lo encontraremos” pensó el director.
- Para indicar que una palabra o expresión es impropia, vulgar, procede de otra lengua o se utiliza irónicamente o con un sentido especial: Me contó que vio un “murciégalo”; Explicó que su hermano era bastante “especial”.
- Para destacar un término que, en un texto manuscrito, se comenta desde el punto de vista lingüístico: La palabra “nave” tiene dos sílabas.
- En obras de carácter lingüístico, las comillas simples se utilizan para enmarcar los significados: La voz apicultura está formada a partir de los términos latinos apis‘abeja’ y cultura ‘cultivo, crianza’.
- Para citar el título de un artículo, un poema, un capítulo de un libro, un reportaje o, en general, cualquier parte dependiente dentro de una publicación: Leímos el cuento “La luz es como el agua” del libro Doce cuentos peregrinos, de Gabriel García Márquez.
Si volvemos a leer lo que decía el cartel con estas reglas en mente, podemos pensar que, en realidad, no hay ningún perro o que el perro no es peligroso. Si bien todos entendemos lo que significa el cartel, como profesionales, es importante tener bien claras las reglas para evitar errores y malentendidos. En este caso, lo más conveniente para dar énfasis a la palabra “perro” hubiera sido subrayarla o escribirla en negrita.
A la hora de usar las comillas, también es importante tener en cuenta cómo se combinan con los otros signos de puntuación:
- Los signos de puntuación que corresponden al período en el que va inserto el texto entre comillas se colocan siempre después de las comillas de cierre:
Sus palabras fueron: “No lo haré”; pero al final nos ayudó.
¿De verdad ha dicho “hasta nunca”?
- Cuando lo que va entrecomillado constituye el final de un enunciado o de un texto, debe colocarse punto detrás de las comillas de cierre, incluso si delante de las comillas va un signo de cierre de interrogación o de exclamación, o puntos suspensivos:
Me miró y dijo: “Debo irme”.
“No está el horno para bollos”. Con estas palabras zanjó la discusión y se marchó.
“¿Dónde te crees que vas?”. Esa pregunta lo detuvo en seco.
“Si pudiera decirle lo que pienso realmente…”. A Pedro no le resultaba fácil hablar con sinceridad.
- El texto que va dentro de las comillas tiene una puntuación independiente y lleva sus propios signos ortográficos. Por eso, si el enunciado entre comillas es interrogativo o exclamativo, los signos de interrogación y exclamación se escriben dentro de las comillas:
Le preguntó al conserje: “¿Dónde están los baños, por favor?”.
“¡Qué ganas tengo de que lleguen las vacaciones!», exclamó.
Para los que traducimos de inglés a español, es importante tener en cuenta que, en inglés, la puntuación siempre va dentro de las comillas, mientras que, en español, siempre queda fuera (salvo la puntuación que corresponde al texto entrecomillado). La idea detrás de tantas normas que a veces parecen imposibles de recordar, es lograr textos más claros, correctos y fáciles de comprender. Y, como dije en una entrada anterior, eso es lo que todos buscamos para los textos que producimos.