Como se mencionó en una publicación anterior, un paso de QA (Control de calidad) puede ser vital cuando tratemos de satisfacer las altas demandas de nuestros clientes. Siempre hacemos nuestro mejor esfuerzo para entregar un trabajo de alta calidad. Pero a veces, algunos detalles se pasan de largo. Algunas veces, nuestros clientes requerirán un trabajo de un solo paso (ya sea solo la traducción de un documento, o solo el paso de edición), o un flujo de trabajo regular de dos o tres pasos. Pero sin importar cuántos pasos estén involucrados en un trabajo en particular, siempre es una buena idea realizar un control de calidad final. Este paso nos ayudará a encontrar problemas que pueden descuidarse a simple vista. Ya sea el uso de etiquetas, signos de puntuación, inconsistencias en el texto de origen o destino, inconsistencias numéricas, etc., o cualquier control personalizado que desee realizar.
Podemos confiar en software específico para esta tarea. Me gustaría mencionar uno en particular que ha demostrado ser muy útil para realizar estas tareas. Estoy hablando de XBench. Este programa reconoce diferentes tipos de formatos de archivo. Archivos bilingües relacionados con la traducción en formato XLIFF (como los archivos de trabajo de Memsource o SDL Studio), incluso los antiguos archivos Trados TagEditor, archivos de Word, así como las memorias de traducción y los glosarios de diferentes fuentes de programas. Este programa viene con una lista de verificación genérica preestablecida, que incluye, entre otras características, inconsistencias en el texto de origen y destino, etiquetas, numéricas, desajustes alfanuméricos, símbolos y comillas no equivalentes, solo por nombrar algunos. También hay una opción para crear listas de verificación personalizadas, que pueden ser útiles cuando tratamos con clientes o lingüistas diferentes y solicitudes de formatos específicos. Dentro de este marco de controles, nuestro trabajo se vuelve más fácil.
Aunque se puede realizar un paso de QA en cualquier momento durante nuestro flujo de trabajo, se recomienda realizarlo como último o penúltimo paso. Normalmente, un paso de control de calidad final no debería dar lugar a cambios importantes en el contenido de nuestro proyecto, a menos que tengamos que modificar un segmento debido a una incoherencia en nuestra lengua de destino. Trabajar con el contenido en sí es la tarea del traductor, editor o corrector de pruebas. Quien efectúe el QA se ocupará más de la forma en que se presentará el trabajo final, teniendo en cuenta las preferencias de nuestro cliente (es decir, verificar que se hayan seguido todas las instrucciones) y la consistencia general de nuestro proyecto.
Otra ventaja es que este paso puede ser realizado por el mismo lingüista que ha realizado la edición o corrección del documento. Como no será una tarea sesgada (porque una vez más, no se modifica el contenido a menos que sea estrictamente requerido por una incoherencia existente), la tarea puede ser realizada por el mismo recurso que ha realizado el paso anterior, o por quien realizará el siguiente, y de esta manera, se ahorrará tiempo de encontrar a otro lingüista de nuestra base de datos (¡de nada, Project Managers!). Cuando hablamos de ahorrar recursos, podríamos estar inculcando la idea equivocada en nuestros clientes de que nuestro producto final no será satisfactorio, pero créanme, ese no será el caso.
Realizar una tarea de control de calidad demuestra a nuestros clientes que estamos comprometidos a entregar un producto de la mejor calidad. Algunas agencias eligen no cobrarle al cliente por este paso en el flujo de trabajo. Es una inversión que hacen porque saben que un trabajo de alta calidad significa más negocios y más negocios significa más ingresos, por lo que todos (clientes, lingüistas y agencias de traducción) terminarán contentos.
Entonces, para todas las compañías y lingüistas, ¡inviertam en calidad! Sus clientes los apreciarán por ello.