Una buena receta de cocina es la que no solo nos da indicaciones de qué ingredientes usar y cuáles pasos seguir para llevarla a cabo, sino que también nos evoca sensaciones, aromas, sabores. ¿Qué debemos tener en cuenta si nos toca traducir al español, por ejemplo, un libro de recetas?
El primer inconveniente con el que nos encontraremos es el vocabulario. Por cada alimento con el que nos encontraremos, nos daremos cuenta de que hay una posible traducción por cada país hispano-parlante. Podemos nombrar varios casos emblemáticos, como el de tomate/jitomate, plátano/banana, aguacate/palta, fresa/frutilla, y los casos siguen hasta el infinito. Por eso, es imprescindible tener en cuenta a qué país va dirigida la receta a traducir para poder elegir el vocabulario adecuado. Si se busca un español neutro, deberemos contar con el criterio suficiente para utilizar términos que se entiendan en todos los países, o si es inevitable, utilizar más de una traducción.
El segundo punto a tener en cuenta es el de las medidas. Si la traducción se realiza del inglés, donde se utiliza el sistema de medidas anglosajón, deberemos convertir todas las medidas al sistema métrico. Para cualquiera que haya intentado seguir una receta para cocinar, sabemos que gran parte del éxito de la receta es utilizar las proporciones correctas y encender el horno a la temperatura adecuada. Por lo tanto el paso de la conversión de medidas es de suma importancia. Hay muchos recursos en internet para realizar este paso exitosamente, o incluso puede armarse una planilla de cálculo en Excel o algún programa similar para poder hacer los cálculos de manera automática.
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