Las agencias de traducción, normalmente, cumplen objetivos. Cuando una agencia necesita una traducción, se presentan determinados factores (objetivos) que hay que cumplir. El tipo de texto, el idioma (o idiomas) a traducir, el diseño del texto a reproducir, etc. Todos estos objetivos son factores que conforman una traducción y que, una vez alcanzados, le dan vida a un producto final. Sin embargo, el objetivo más importante aún no se cumplió. Es el objetivo que puede definir si un cliente acepta o no un trabajo: el plazo de entrega. Esto se refiere a entregar el trabajo en plazo (o “deadline”, según el término en inglés) estipulado de antemano por el cliente y acordado por la agencia.
Si bien en algunos casos los plazos pueden negociarse de forma tal que la fecha de entrega se pueda extender si una traducción presenta complicaciones, la regla general dice que el “deadline” suele ser inamovible. Normalmente, las exigencias del cliente son altas, y variadas. Por ejemplo, una traducción de un manual puede ser urgente ya que el cliente necesita el texto antes del lanzamiento de un producto. En esos casos, la fecha de entrega hay que respetarla cueste lo que cueste.. Existen otros casos, en los que el cliente no está en absoluto apremiado por los tiempos, y le es indistinto si una traducción se entrega en una semana o si se entrega diez o doce días (si bien estos casos no abundan, en algunas ocasiones suele ocurrir).
Respetar un plazo de entrega es fundamental para consolidar la imagen de una agencia de traducción como una empresa seria. Los recursos que trabajan para esta agencia (traductores, editores, correctores, diseñadores) deben tener presente esta regla y considerarla un axioma primordial. En una agencia de traducción, todos colaboran en pos de respetar este objetivo. Ya sea desde los managers y los líderes de proyecto que planifican una traducción hasta los recursos que deben asumir las responsabilidades y cumplir con los plazos. No hay plazo que se decida de manera unilateral. Un Project Manager no puede decidir por sí solo el plazo de entrega si el cliente está apremiado por los tiempos, como así tampoco un traductor o un editor pueden entregar a destiempo una traducción si ésta presenta inconvenientes.
El plazo de entrega, entonces, no lo determina una sola persona, sino que se determina en conjunto respetando una serie de pautas, exigencias e indicaciones que parten desde diferentes lados. Tan importante es respetar esto que, no importa qué tan bien esté traducido un texto, si se entrega dos días más tarde de lo exigido por el cliente, puede que el trabajo sea rechazado. Esto no implica que la calidad no sea importante. Todo lo contrario: la premisa es entregar trabajos de calidad y a tiempo.