No cabe duda alguna de que en el momento de plantearnos posibles proyecciones personales en el exterior deberemos tener en cuenta y contar con nuestra documentación personal debidamente traducida y, en la mayoría de los casos, legalizada.
Hoy en día, y en un mundo cada vez más interconectado, se nos presentan cada vez más oportunidades de desarrollarnos a nivel laboral, profesional y académico fuera de nuestro país. Gran parte de los lugares ante los que presentemos nuestra documentación nos exigen contar con diferentes documentos traducidos y avalados por la firma de un traductor competente en la materia. Ello ocurre, por ejemplo, cuando necesitamos tramitar una residencia, nos postulamos a un nuevo puesto de trabajo para el que nos solicitan nuestro currículum vítae y cartas de recomendación, o cuando aplicamos para una beca de estudios para la que nos exigen títulos profesionales, analíticos de materias aprobadas o cédulas profesionales, entre otros ejemplos. Asimismo, se debe tener en cuenta como punto primordial que dicha documentación es sumamente sensible (se trata nada más y nada menos que de datos personales), que en su gran mayoría deben presentarse ante organismos y entes gubernamentales e internacionales, lo que exige que la traducción sea fiel y correcta, y que el traductor al que le solicitemos esta tarea sepa emplear la terminología y el vocabulario apropiados según el tipo de documento de que se trate. Además, se deben cumplir los diferentes requisitos regulatorios exigidos (o requeridos) por cada entidad pertinente. Traductor matriculado, certificaciones, legalizaciones… todo un mundo para aquellos que no se encuentran familiarizados con la materia.
Por ello, antes de embarcarnos en dichos desafíos, es de suma importancia considerar a quién podemos delegar el trabajo, pensar en traductores responsables que logren el resultado deseado, y que avalen con su firma y sello la fidelidad del documento en cuestión.
Cada oportunidad suele ser única, y en la mayoría de los casos no vuelven a suceder. Un error en la elección de un profesional adecuado puede hacernos perder aquello que anhelamos con tantas ansias. Por ello, una decisión oportuna tomada a tiempo significa ahorro de dinero y tiempo, y la concreción de proyectos… sin dudas, una excelente inversión.