En el caso específico de la traducción, la localización se refiere a cómo se adapta un idioma a una cultura o país específicos, para que la audiencia a la que va dirigido el texto lo comprenda como si lo hubiera escrito un nativo. No sólo se localizan las palabras en sí mismas, a fin de reflejar las diferencias de ortografía y las disparidades en el uso de las palabras, sino que también se plasman aspectos como los formatos de fecha y números, divisas, sistemas de medición, números telefónicos, imágenes, que también se adaptan a la audiencia o al país meta para que el texto se ajuste perfectamente a su cultura.
La localización constituye un servicio fundamental para los negocios que pretenden expandirse a nivel global. No solamente estos negocios deberán traducir su material a distintos idiomas, sino que también requerirán localizar su material si un producto o servicio debe usarse en una determinada región. A menudo este servicio se incluye en el proceso de traducción, si bien los clientes deberán detallar específicamente que solicitan este servicio, al igual que la variedad lingüística del idioma meta que pretenden. Por ejemplo, si una empresa española desea traducir su material para los mercados angloparlantes, hay que evaluar la variedad lingüística de inglés (estadounidense, británico, australiano, etc.). Si su producto o servicio se utilizará principalmente dentro de Europa, es probable que soliciten una traducción al inglés británico, debido a la cantidad de hablantes de inglés británico de esa región.
Una de las principales ventajas de este servicio es la atención personalizada de sus clientes, ya que podrá comunicarse con ellos en un idioma que comprendan.