Los lingüistas y otros académicos han ponderado por mucho tiempo cómo el lenguaje afecta el pensamiento. ¿Pueden influir en el pensamiento las diferencias lingüísticas? ¿Puede ser al revés? ¿Puede el pensamiento afectar la evolución de las lenguas? Este campo de estudio ha producido observaciones fascinantes.
¿Pueden las diferencias lingüísticas influir en el pensamiento?
El consenso es que quizás pueden hacerlo. Si bien las distintas culturas piensan el mundo de diversas maneras, no sabemos si esto se debe a las diferencias lingüísticas. El pensamiento y el lenguaje no son independientes. Es cierto que podemos pensar en cosas para las cuales no tenemos palabras. Por ejemplo, los sentidos, como el oído y el olfato, no necesariamente entran en el pensamiento a través del lenguaje. También hay que tener en cuenta las experiencias. Algunas culturas pueden no tener palabras o conceptos para objetos con los que no están familiarizados. La ausencia del lenguaje no implica que no se puedan percibir o pensar nuevas ideas, acciones o materiales. Quizá la mejor explicación es que la lengua, la cultura y el pensamiento se combinan para crear distintas visiones del mundo. La cultura y la lengua conforman filtros a través de los cuales percibimos y pensamos nuestras experiencias.
Ejemplos de cómo el lenguaje afecta el pensamiento
Quizá el mejor ejemplo sea el color. Nuestros ojos y cerebros perciben muchos más colores de los que podemos nombrar en cualquier lengua. Algunas lenguas poseen solo unas pocas palabras para designar colores y los separan en claros y oscuros. Otras poseen palabras para designar colores que no encontramos en el inglés. El resultado no es una diferencia en la percepción, sino una diferencia en la categorización interna. Las personas que hablan distintas lenguas agrupan los colores de distinta manera. Otro ejemplo es cómo la estructura de una lengua influye en los enfoques. En Australia, una lengua aborigen usa las palabras que designan los puntos cardinales en lugar de términos más generales como «atrás» o «junto a». Los individuos de esta cultura están mucho más orientados en términos de direcciones que los de otras culturas.
Implicancias de cómo el lenguaje afecta el pensamiento
Cuando comprendemos que la lengua, la cultura y el pensamiento están conectados, resulta sencillo comprender que el vocabulario y la sintaxis no son suficientes para comprender una lengua. Cuanto más aprendemos acerca de una lengua y cómo esta filtra y categoriza el mundo de sus hablantes, mejor la comprendemos. El aprendizaje de una lengua debería incorporar estos filtros. Estudiar la forma en que la lengua afecta y es influida por el pensamiento expande nuestra comprensión de cómo diferentes culturas interactúan con sus entornos. Es útil conocer los conceptos que se consideran importantes y los filtros para expresar la percepción.
Traducción e interpretación
Reconocer la interacción entre el lenguaje y el pensamiento también implica reconocer la necesidad de contratar traductores e intérpretes profesionales y competentes. Conocer las palabras no es suficiente. Una traducción fiel requiere comprender los fundamentos culturales y conceptuales de ambas lenguas. Los intérpretes deben poder reconocer y comprender exhaustivamente la influencia del lenguaje en la percepción y en la visión del mundo. Una interpretación literal inevitablemente deja afuera indicadores culturales y filtros, lo que implica un cambio en el significado y una comprensión disminuida. Un buen ejemplo de eso puede encontrarse en la traducción e interpretación médicas. No es inusual que las lenguas codifiquen los términos relativos a los números y las cantidades de maneras distintas. Comprender eso es crítico para los entornos médicos. No hay una respuesta fácil para las preguntas acerca de cómo el lenguaje influye en el pensamiento. Y esto es algo bueno. Las lenguas son tan complejas como las sociedades y las culturas que representan. Reconocer que el pensamiento y la percepción varían según la cultura y la lengua es un paso adelante en hacer esfuerzos de buena fe para comunicarse.