Como se ha mencionado en numerosas ocasiones en este blog, muchos problemas de traducción surgen cuando las diferentes culturas y modos de vivir que existen en nuestro planeta se cruzan. Un área del idioma en el cual esto se ve particularmente reflejado es en el de la comida: al ser esta una expresión directa de la cultura, traducir los nombres de lo que comemos es a menudo un desafío, incluso para el traductor más experimentado.
Debido a la globalización y el intercambio cultural que ha provocado, algunos alimentos se conocen en gran parte del mundo por su nombre original. ‘Pizza,’ ‘cupcakes’ y ‘fajitas’ son ejemplos de alimentos cuya inmensa popularidad ha ocasionado que su nombre fuese integrando en otros idiomas.
Pero ¿qué sucede con los alimentos que son menos conocidos y cuyos nombres requieren traducción? Al igual que suele ocurrir en el área de la traducción, no hay una única respuesta simple para esto, sino diferentes opciones a considerar.
Ya que soy un traductor de español a inglés, utilizaré un ejemplo típico de América Latina: empanada. En primer lugar, para aquellos que no están familiarizados con este alimento, las empanadas están compuestas por un gran variedad de rellenos, incluyendo carne, pollo, queso y cebolla y atún, envueltos en una capa de masa. Pueden ser horneadas o fritas, y se comen en muchos países de América Latina.
¿Cuáles son nuestras opciones cuando debemos traducir esta palabra a inglés?
Podríamos dejar la palabra en el idioma original y en cursiva – al igual que lo he hecho aquí – para mostrar que es una palabra prestada de un idioma extranjero. Si bien esto nos permite mantener la esencia de la palabra original, no podemos estar seguros de que el lector entenderá a qué nos estamos refiriendo (aunque algunas comunidades en los EE.UU., por ejemplo, pueden estar familiarizadas con la palabra debido a la población hispana del país).
Otra opción sería la de dejar la palabra en el idioma extranjero e incluir una descripción que explique brevemente el significado de la misma o, dependiendo el registro del texto de destino, podríamos añadir una nota al pie e incluir nuestra explicación allí. Sin embargo, la desventaja de hacer esto es que la descripción puede afectar el flujo general de nuestra traducción.
Nuestra última opción sería encontrar una forma de expresar la noción de empanada en el idioma de destino. Si estamos traduciendo a inglés tal vez podríamos llamarla ‘pequeño pastel’ o, si nuestro público es británico, ‘pequeño pastel de Cornualles’, ya que es un alimento británico muy similar a su primo latinoamericano. Pero, como creo que se puede apreciar, la verdadera esencia de nuestra humilde empanada se habría perdido un poco en la traducción.
Como hemos visto, el lenguaje de los alimentos es una de las muchas complicaciones que se le presentan al traductor. Si conoce más palabras del ambiente culinario- en cualquier idioma – que sean particularmente difíciles de traducir, nos encantaría que las comparta en los comentarios a continuación.