Cuando necesitamos traducir textos que están relacionados con material que ya ha sido vertido a otros idiomas, pero no contamos con una memoria de traducción que nos asista, podemos recurrir a la alineación de archivos. Veamos en qué consiste este proceso y en qué casos será provechoso aplicarlo.
Es muy común que una organización cuente con traducciones realizadas por distintas agencias o profesionales, pero resulta dificultoso mantener la consistencia lingüística necesaria entre la producción de unos y otros. Además, puede suceder que el contenido nuevo incluya no solamente términos que ya fueron traducidos de un modo determinado, sino que repita directamente fragmentos enteros. En casos de este tipo, a la hora de encarar nuevas traducciones será conveniente realizar una alineación de archivos que nos permita beneficiarnos de tales repeticiones, al mismo tiempo que servirá para mantener la uniformidad terminológica.
Pero, ¿qué significa exactamente eso de alinear archivos? No es un proceso excesivamente complejo. Si tomamos un archivo de Word, por ejemplo, y lo procesamos con una herramienta de traducción, esta dividirá el texto en fracciones llamadas segmentos, que suelen tener la extensión de una frase. La alineación de archivos consiste en identificar los segmentos de un documento original con los de su traducción. A través de este proceso es posible generar una memoria de traducción que, aplicada al material nuevo, garantizará las ventajas ya comentadas. Por eso, cuando solicite su primera cotización gratuita a nuestro equipo de ventas, recuerde indicar si cuenta con archivos ya traducidos que puede utilizar para beneficiarse de la alineación.