Intensos debates se han suscitado para tratar de decidir si es correcto que el español, como idioma, sea regulado por la Real Academia Española, que, como todos sabemos, se encuentra en España y no contempla muchos regionalismos o usos presentes en las numerosas (¡numerosísimas!) variedades.
Históricamente, muchos pensadores, filósofos, escritores y traductores han considerado que el diccionario de la RAE no es inclusivo y omite muchos vocablos y expresiones que se utilizan fuera de la península ibérica. En 1951, se creó la Asociación de Academias de la Lengua Española, que ha tenido como fin diferenciar el español de cada región para darle un marco formal a “su” español.
Un punto importante que se tiene en cuenta a la hora de impulsar esta independencia en México es que, aunque el DRAE incluye vocablos de otros países aclarando que se trata de regionalismos (mexicanismos, colombianismos, etc.), no hace esta diferenciación en el caso de los españolismos, que al fin y al cabo se convierten en palabras o frases que, frente al desconocimiento del escritor o redactor, terminan utilizándose como neutrales en textos formales, cuando en realidad no lo son.
Algunos ejemplos incluyen la grafía adaptada de extranjerismos, que es ampliamente aceptada en España, pero que fuera de ese país suena un tanto extraña y no se utiliza. Este es el caso de palabras como güisqui (whiskey) o Catar (para el país Qatar, versión un tanto confusa). Algunas palabras que son diferentes en México son banqueta (que en España se conoce como acera) o camión (que además de su significado tradicional, también quiere decir autobús).
México se prepara ahora para publicar la segunda edición de un diccionario de mexicanismos que, según lo considera Felipe Garrido, director adjunto de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), supondrá un mayor avance hacia la independencia lingüística, que permitirá valorar las diferencias de la variante mexicana con respecto al español “original”, por llamarlo de alguna manera. A diferencia de la mitad de las tres mil lenguas que existen en la actualidad, que se cree desaparecerán como resultado de la globalización y el desuso, el español seguirá bifurcándose y tomando nuevos caminos. Esto es así porque, como ya hemos explicado en publicaciones anteriores, el español es el segundo idioma más hablado del mundo como lengua madre, después del chino mandarín. Muchos creen que, con tamaña diversidad, es prácticamente imposible depender de un solo regente internacional para hablar y escribir correctamente.