Ya hemos hablando tanto de la importancia como de la relevancia del voto de las minorías en las próximas elecciones. Nos enfocamos en el papel del voto latino/hispano y en la forma en que el Partido Republicano buscó captarlo. Ahora, tal como lo prometimos, es hora de hacer lo propio con los Demócratas. Mientras los Republicanos recurrieron al uso de eslóganes cuestionables desde el punto de vista lingüístico, los Demócratas han ido un poco más allá. Hillary Clinton escogió a un candidato a vicepresidente bilingüe para que la acompañe en la carrera presidencial. Nos referimos, por supuesto, al senador Tim Kaine.
Entre los numerosos recursos de los que los políticos disponen para atraer votos importantes, presentar a un candidato que literalmente habla el mismo idioma que su distrito está casi definitivamente en entre las mejores. Pero la pregunta es la siguiente: ¿realmente habla el mismo idioma? Sabemos que la candidata a presidente puede enviar mensajes en español (es posible seguir la cuenta de Hillary en español “Hillary en español” @Hillary_esp para tener una idea) no del todo correctos gramaticalmente hablando pero al menos ella (o su equipo) está haciendo un esfuerzo. Por otro lado, tenemos al senador Kaine, cuya fluidez en español es admirable; un idioma que aprendió mientras vivió en Honduras durante un año ayudando a misioneros jesuitas quienes dirigían una escuela católica en la ciudad El Progreso, pero algunos se preguntan “¿realmente habla mi idioma?”
El senador Kaine obviamente vio de primera mano las dificultades que los latinoamericanos experimentan durante su estancia en el país centroamericano, pero ¿acaso está verdaderamente en contacto con lo que la comunidad hispana atraviesa en Estados Unidos más allá de vincularse con ellos mediante el idioma? Sabemos que es capaz de dar un discurso entero en el Congreso en español, de modo que su competencia lingüística no está en duda, pero hay muchos que no pueden evitar preguntarse si ésa no es la principal razón por la que fue escogido como el compañero de fórmula, esto es: llegar (definitivamente más que los Republicanos) al voto latino.
Lo que es peor, Hillary incluso escogió a dos latinos como posibles compañeros de fórmula: el Secretario de vivienda y desarrollo urbano Julián Castro y el Secretario de trabajo Thomas Pérez. El tema en cuestión es que ninguno de ellos confía tanto como Kaine en sus capacidades como hablantes de español, que es una de las razones por las que Hillary terminó decidiéndose por Kaine. No obstante, muchos sostienen que hablar bien español no es necesario para identificarse como latino en Estados Unidos, sino que tal vez es algo más profundo, una lucha que muchos latinos denominan “nideaquínideallá” aludiendo a lo conflictivo de la pertenencia, a una identidad que puede conformarse al crecer en ciertas comunidades, o al tener uno o dos padres que son inmigrantes. Los votantes latinos quieren un candidato que los represente y que se comprometa con ellos en su conjunto, no solo mediante un idioma en común.
Teniendo en cuenta la influencia que la cultura latina tiene dentro de los Estados Unidos, no sorprende que ambos partidos estén tratando de captar sus votos. Si este ciclo electoral ha traído aparejado un aspecto importante del entramado social del país, es que la comunidad latina/hispana ha demostrado tener una influencia más fuerte que nunca en el futuro de los Estados Unidos de América.