Periféricos que traducen al instante de un idioma a otro para mantener una conversación en un idioma que no manejamos. Aplicaciones para cámaras que traducen el texto de señalizaciones, carteles, etc. Google y su traductor neuronal que se retroalimenta constantemente. La traducción automática (TA) ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años. Se ha convertido en una herramienta del traductor y en un factor más en la relación de cliente-empresa.
Sin embargo, a pesar de todos los avances, la traducción automática todavía carece de grandes limitaciones.
La más evidente de todas es su completa ineficacia para traducir textos literarios. Puede que Google comprenda las relaciones sintagmáticas entre las oraciones, pero (por ahora) no puede entender los sutiles matices entre los sinónimos, cómo se arma una metáfora o una metonimia, el humor, etc. Seguramente podremos traducir un manual para empleados de 100 páginas pero no podremos traducir ni la primera línea de Hojas de hierba.
Asimismo, el motor de traducción automática, al no poder interpretar, no funciona con textos mal redactados. Si la redacción de un texto es pobre, ambiguo o tiene faltas de ortografía, la TA no puede hacer demasiado al respecto. Por eso, se debe tener en cuenta un paso de edición previo a la utilización del motor para asegurarnos de que el resultado no sea algo ilegible. Los motores de TA no pueden interpretar cuando los elementos deícticos no están en su lugar: “si” o “sí”, “que” o “qué”, “como” o “cómo”, etc.
Tampoco es recomendable usar la traducción automática cuando el texto que debemos traducir es muy técnico. Seguramente, podamos usar el traductor de Google para poder traducir el manual de un celular, pero sería imposible traducir el manual de una grúa hidráulica, en el que deberemos contar con un extenso conocimiento sobre el tema para traducirlo. Lo mismo podemos decir sobre muchos de los textos legales: los ordenamientos jurídicos son diferentes en cada país, por lo que la traducción de una misma palabra también será diferente según el país. “Court”, por ejemplo, es “tribunal” en Argentina (excepto en Suprema Corte), mientras que en España sí se usa “corte” como traducción estándar.
El objetivo de este blog no ha sido criticar el uso de la TA, simplemente advertir acerca de algunas de sus limitaciones. En Trusted Translations, alentamos su uso cada vez que sea posible, ya que día a día somos testigos de una constante mejora.