La tecnología de la información y las herramientas de traducción son un tema frecuente en este blog. A menudo escribimos sobre nuestras experiencias con esta tecnología, pero rara vez lo hacemos sobre los conocimientos necesarios para utilizar estas herramientas.
La diferencia entre conocimiento e información no es tan sutil como parece. Hoy en día, parece que se puede aprender a realizar cualquier tarea con sólo ver un video o leer instrucciones breves en Internet. Son incontables los sitios que proponen que se encargue de las tareas por su cuenta, así como los sitios que muestran los resultados desastrosos del “hágalo usted mismo”.
Pero estos resultados pueden ser mortales, y esto no es tan divertido. Recuerdo que tomé un libro sobre micología de la biblioteca local cuando tenía 16 años y me interné en el bosque en busca de hongos comestibles. Mientras estaba hurgando entre agujas de pino y tocones de arce, con el libro bajo el brazo, un hombre con marcado acento ruso me llamó con dureza:
—¡Eh! ¿Qué haces ahí?
—Estoy recogiendo setas, ¿hay algún problema? —respondí.
—Escúchame muy bien. Si comes las setas que ves en el libro, vas a morir. Sólo si te muestro las setas sabrás cuáles se pueden comer.
Estaba sosteniendo una cesta llena de setas comunes, rebozuelos y colmenillas que, pronto descubrí, nunca podría haber diferenciado de algunos de los hongos más venenosos que existen.
Por suerte, todavía estoy vivo.
Uno puede tentarse con tomar un documento y traducirlo con un motor de traducción en Internet, arreglar la traducción utilizando una enciclopedia o diccionario en Internet; pero a veces y dependiendo de varios factores, los resultados pueden ser desastrosos. Si no me cree, ¡compruébelo usted mismo! Vaya a su motor de traducción favorito en Internet, traduzca una simple frase de inglés a, por ejemplo, chino, vuélvala a traducir al inglés y vea qué gracioso resulta. La traducción puede ser excelente, excepto por dos o tres palabras clave que cambian completamente el significado del texto. Hay muchos sitios dedicados a documentar los errores de traducción más divertidos y graves.
Aprender a traducir lleva años de estudio y práctica. Incluso escribir correctamente en el idioma nativo requiere una formación mucho más allá del quinto grado. Por desgracia, no hay ningún atajo que podemos tomar para traducir documentos con precisión. Al igual que las cirugías de corazón, los arreglos de plomaría, pilotear un avión o la recolección de setas, la traducción profesional de alta precisión (y la postedición profesional de la traducción automática) debe dejarse en manos de los expertos.