Las lenguas comúnmente llamadas nórdicas devienen de raíz germana y se hablan en tierras escandinavas, Islandia y las Islas Faroe.
Si bien también se las conoce como lenguas escandinavas, debido a las distancias geográficas y lingüísticas que existen entre estas islas y la zona escandinava propiamente dicha, se podría decir que es más sensato reservar el término “escandinavo” para referirse a las lenguas que se hablan en Dinamarca, Noruega y Suecia.
Hace algún tiempo, se escribió un artículo aquí en el blog, donde se explica un poco el origen de estas lenguas y qué se asemejan: Entenderse hablando diferentes lenguas. Allí se explicaba que el danés, el sueco y el noruego son lenguas inteligibles, porque los hablantes pueden entenderse entre sí, sin la necesidad de una formación o estudio formal sobre la otra lengua.
Las tres lenguas son muy similares entre sí, más aún en su escritura. Se podría decir que un hablante de una de ellas podría perfectamente leer las otras dos. Es en la lengua oral donde se pueden percibir las diferencias más profundas. Por ejemplo, en la mayoría de los casos, los noruegos y suecos encuentran más dificultades para pronunciar bien el danés, que cualquiera de los otros dos. No sucede lo mismo en el caso contrario, es decir, un danés podría comprender mejor los otros dos idiomas. El noruego se asemeja más al danés, en lo que respecta a su gramática, pero se acerca más al sueco en su fonética.
El noruego propiamente dicho, surge después de la separación de Suecia, ya que hasta entonces se hablaba un danés “norueguizado”. Noruega, entonces ya separada de Suecia, reconoce ambas lenguas como idiomas oficiales del país a finales del siglo XIX.
Tras una tentativa infructuosa de unificar ambas lenguas a mediados de siglo XX, las dos variantes regionales adquieren el mismo rango, coexistiendo en la administración pública, las escuelas, las iglesias, los medios de comunicación y los libros.
El danés es una lengua de gramática sencilla, pero compleja fonética. El número de vocales es notorio y, en la mayoría de los casos, son completamente arbitrarias, por lo que, en ocasiones, sólo la experiencia puede permitir al extranjero distinguir el sonido que corresponde a una vocal escrita.
En el caso del sueco, las distancias y las diferencias entre las regiones del norte y del sur del país se plasman en dialectos con características bien diferenciadas. Por ejemplo, la región de Skaane, por la proximidad con Dinamarca, cuenta con bastantes giros daneses. La fonética del sueco es más sencilla que la del danés. La pronunciación, más marcada. Sin embargo, la gramática sigue siendo tan sencilla como la danesa o la noruega, con lo que es una lengua un tanto más accesible para aprender que las otras dos.
Entonces, como solemos explicar en nuestros artículos, es muy interesante aprender más allá de lo puramente lingüístico. Hay que animarse a cruzar las barreras culturales y saber plasmar las sutilezas en la traducción. Es importante identificar hacia dónde se dirige el material a traducir, para poder localizarlo bien de acuerdo a las características de la audiencia que lo recibirá.
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