Dentro de casi todos los campos hay personas célebres y memorables, admiradas por quienes trabajan en la misma rama. Estos personajes por lo general trascienden su área y son reconocidos mundialmente. Sin embargo, esto no sucede a menudo en la traducción. ¿Por qué ocurre?
Es difícil de contestar la pregunta anterior. Pero, como gremio, talvez sería un buen momento para rescatar del olvido y recordar a quienes han ayudado a la traducción a ser lo que es, especialmente ahora que se acerca el Día Internacional de la Traducción.
Por ejemplo, Anne Dacier, traductora e intelectual francesa, se puede considerar un pilar de la traducción. Su nombre original fue Anne Le Fèvre Dacier, aunque era conocida como Madame Dacier. Traducía principalmente del griego al francés, y logró, de esta forma, que los escritos de la Grecia antigua llegaran a la población francesa.