Puede ser que tú confíes en las máquinas para lavar los platos o para usarlas como agenda, pero ¿deberías confiar en que hablen por ti?
Ahora que en el mundo de la enseñanza y en el mundo de la tecnología el potencial (y los riesgos que conllevan) las herramientas de inteligencia artificial como el ChatGPT son un tema candente, es un buen momento para investigar otra herramienta que muchas veces es aclamada como la mejor solución para varios problemas complejos: la traducción automática (MT). No se puede negar que los sistemas de traducción automática como Google Translate y el traductor de Microsoft se han vuelto sorprendentemente sofisticados. Construida con redes neuronales y algoritmos de avanzada, la traducción automática puede prácticamente hacerlo todo, desde traducir cientos de páginas de manuales técnicos hasta ayudarte a pedir comida en un país extranjero.
¿Pero qué pasa cuando esta tecnología falla? En esta primera entrega de esta nota en dos partes sobre la traducción automática, veremos los riesgos que conlleva el uso de esta tecnología.
Los errores pueden convertirse en malentendidos desastrosos
No es difícil imaginarse las ventajas utilizar la traducción automática para actos comunicativos sencillos como, por ejemplo, pedir indicaciones para llegar a un lugar o saludar a alguien en una lengua extrajera.
Sin embargo, como la traducción automática no posee los algoritmos necesarios ni para interpretar el tono o el contexto de lo que se dice ni para interpretar idiotismos, estas situaciones cotidianas también pueden complicarse. En octubre de 2017, por ejemplo, Facebook tradujo una leyenda debajo de una foto inocua de un hombre palestino que decía buenos días como “atáquenlos” en hebreo y como “lastímenlos” en inglés. El hombre fue arrestado e interrogado por la policía israelí.
De hecho, en una investigación sobre errores críticos en la traducción automática llevada a cabo por investigadores del Imperial College London demostró que los algoritmos tienen dificultades especialmente para trabajar con enunciados tóxicos. No solo tienden a traducir erróneamente este tipo de lenguaje, sino que pueden añadir palabras hirientes o con connotaciones ofensivas que nada tienen que ver con el enunciado original.
Dependencia excesiva en entornos de alto riesgo
El entusiasmo por parte de distintas organizaciones para promover y adoptar la traducción automática, muchas veces para recortar costos, es especialmente peligroso en situaciones de alto riesgo.
Por ejemplo, el uso de Google Translate para traducir los instructivos de las salas de emergencias puede producir errores críticos, especialmente con lenguas más exóticas. Es imposible minimizar la importancia de las buenas traducciones para la sanidad. Las medidas, las dosis, las instrucciones, los síntomas, etc., todos deben transmitirse con la mayor precisión posible, para evitar reacciones alérgicas, sobredosis y otros infortunios.
Las organizaciones gubernamentales también utilizan la traducción automática en sectores donde los errores de traducción pueden acarrear graves consecuencias. A fines de 2022, en Estados Unidos, La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias utilizó la traducción automática para prestar ayuda a comunidades indígenas en Alaska. Pero, en lugar de recibir ayuda tras un peligroso tifón, los hablantes de inupiaq y otras lenguas recibieron informes con enunciados absurdos, como «tu esposo es un oso polar, flaca».
El uso de la traducción automática en los cuerpos policiales también causa polémica. En 2017, por ejemplo, en Estados Unidos, un cuerpo de policía local utilizó Google Translate para convencer a un hispanohablante de que consintiera a la inspección de su vehículo. Los tribunales, sin embargo, dictaminaron que una traducción que parecía aceptable no era lo suficientemente precisa como para justificar una inspección según la constitución nacional, y el caso fue rechazado.
Las herramientas de aprendizaje automático y los dilemas éticos
Por último, el rápido desarrollo de las herramientas de aprendizaje automático señala algunas cuestiones éticas. Unos investigadores encontraron que entrenar un solo modelo de inteligencia artificial de gran tamaño puede emitir el equivalente a 626 000 libras de dióxido de carbono. Y esto es cinco veces la cantidad de emisiones de un automóvil promedio durante toda su vida útil. Mientras que contratar traductores humanos no aparenta ser una opción económica, para las compañías que priorizan la sostenibilidad, puede ser una forma de cuidar el medio ambiente.
También cabe destacar que los algoritmos que hacen posible la traducción automática muchas veces se sostienen gracias a microtrabajadores invisibles con sueldos bajos que suelen vivir en países subdesarrollados. Estos trabajadores desempeñan tareas tediosas para entrenar a los algoritmos como evaluar resultados y eliminar palabras ofensivas de los textos que procesan. Si bien el aprendizaje automático aparenta estar al mismo nivel del aprendizaje natural de las personas, la realidad es que, sin supervisión humana, esta tecnología no funciona.
¿Deberíamos utilizar la traducción automática?
Los riesgos que acarrea la traducción automática no justifican abandonar la tecnología, incluso si esta no puede reemplazar la precisión y el conocimiento de los traductores humanos. En la segunda parte, veremos cómo evitar algunos de estos problemas. Mientras tanto, la mejor opción es asociarse con una compañía que garantiza traducciones de alta calidad de la mano de lingüistas expertos en corregir traducciones automáticas.