En el inglés jurídico, en particular, se convierte en estilo singular el uso de la redundancia, tanto en el discurso escrito como en el oral. Esta se aplica mediante el uso de sinónimos en forma de doublets (terms and conditions, null and void) o triplets (give, devise and bequeath), que en muchos casos pueden traducirse por un solo término. De hecho, algunos autores sugieren no utilizar estas expresiones a menos que se quiera causar algún efecto especial, como ser el caso de la fórmula ritual utilizada por default en testimonios y declaraciones bajo palabra: the truth, the whole truth and nothing but the truth, que tantísimas veces hemos escuchado hasta el hartazgo en películas taquilleras de Hollywood.
No obstante las sugerencias, el traductor, que no es autor del texto fuente, sino que tiene como función “re-producirlo” en la lengua meta, deberá decidir respecto de la traducción, por un lado, en base a su propio criterio profesional y, por otro, en base a las demandas y preferencias del cliente, quien en ciertas ocasiones exige una traducción pegada al original y, en otras, antepone la correcta transmisión de la idea central a la no siempre adecuada y fiel traducción literal. Es así que, en casos como: in any way, shape or form; rest, residue and reminder; any action, cause or suit, el traductor podrá optar por usar un solo vocablo en la lengua meta y, de esta forma, ser fiel al “concepto” del contenido fuente, o encontrar (en tanto fuere posible) tres sinónimos equivalentes en la lengua meta, con el objetivo de ser fiel tanto al “concepto” como al “estilo” del contenido original.
Entre otros ejemplos de doublets y triplets encontramos:
Doublets: power and authority; goods and chattels; object and purpose; will and testament; execute and perform; all and every; due and owing; for and on behalf of; etc.
Triplets: ready, willing and able; hold, possess and enjoy; cancel, annul and set aside; etc.
Es importante recordar que, si bien el traductor es el profesional que mejor puede juzgar el modo de proceder ante un abanico de posibilidades en la traducción, igual de importante es consultar las preferencias del cliente, quien, en última instancia, es el receptor final de un producto que busca personalizar según sus propias necesidades.