Como ya hemos comentado en el post Problemas del traductor I: Cómo traducir los alimentos, el lenguaje de los alimentos es una de las muchas complicaciones que se le presentan al traductor. Pero esta complicación no se limita solo al momento de traducir a otro idioma, al publicar una receta, es importante saber a qué país estará dirigida ya que, en muchos casos, puede ser que a un cocinero aficionado en Venezuela, por ejemplo, se le complique preparar una comida siguiendo las instrucciones de una receta redactada en algún otro país de América Latina, y no por falta de habilidades culinarias.
En general, la comprensión entre hispanohablantes que usan diferentes variantes de la lengua no crea problemas mayores, especialmente, a nivel literario, ni aún en el estándar, aunque pueden surgir problemas de comprensión, por no comprenderse o interpretarse erróneamente. Sin embargo, los ingredientes presentan un gran desafío a la hora de localizar textos culinarios, aquí describiremos algunos de los tantos ejemplos que se presentan en hispano-américa. Un suculento guisado requerirá de Caraotas en Venezuela, frijoles negros en Cuba y habichuelas negras en Puerto Rico. El mismo guisado, incluirá quizás camote en Bolivia, batata en Colombia y boniato en Uruguay. Un puertorriqueño podría sentirse desconcertado al notar que su receta redactada en México incluye elote, en lugar de maíz, y un chileno se confundiría al intentar descifrar por qué no consigue piña de millo para su receta favorita. Al momento del postre, la lista es no mucho más corta. La deliciosa maracuyá en El Salvador, se encontrará en los mercados de parcha en Puerto Rico y como chinola en República Dominicana. El dulce melocotón en Guatemala, se venderá como nectarina en Ecuador y pelón en Argentina.
En la lengua general la comprensión es posible con un alto grado de probabilidad, pero aun así, como comenta uno de los mejores conocedores del español de América, Ángel Rosenblat, «es evidente que el manejo de la lengua común no está exento de conflictos, equívocos y hasta de incomprensión, no sólo entre España e Hispanoamérica, sino aun los mismos hispanoamericanos». Muchos son los ejemplos que evidencian la importancia de la localización en cuanto a el mundo culinario se refiere. ¿Se les ocurren más ejemplos?