Esta lengua bastante desconocida, que procede del latín, es una de las cuatro lenguas oficiales de Suiza junto con el alemán, el francés y el italiano. Pertenece a la familia de las lenguas reto-románicas, motivo por el cual tiene una importante similitud con el friulano y el ladino, que se hablan en el norte de Italia.
Asimismo, el romanche tiene cinco dialectos: el sursilvan, el sutsilvan, el surmiran, el puter y el vallander.
Esta lengua se originó y perdura en el cantón alpino suizo de Grisones que es el de mayor extensión del país con 150 valles, aunque su población es de sólo 187.000 personas.
No obstante, entra dentro de ese grupo de lenguas minoritarias que se encuentran constantemente amenazadas con desaparecer.
El romanche sólo lo habla el 0,5% de la población suiza y prácticamente se limita a la zona de los Grisones que mencionamos antes; de los casi ocho millones de personas que viven en Suiza, sólo 35.000 aseguran que el romanche es la lengua que más dominan y 60.000 dicen utilizarla con asiduidad.
Asimismo, hay que sumar a esta situación el hecho de que según el censo del 2000, el romanche es la décima lengua hablada en la Confederación Helvética, después del alemán, el francés, el italiano, el serbio-croata, el albanés, el portugués, el español, el inglés y el turco, a lo que hay que sumar además el marcado acento globalizador de la época actual.
Viéndose ya las dificultades que iba a enfrentar esta lengua para sobrevivir, en 1919 y con la intención de reforzar el uso de la lengua se fundó la “Lia Rumantscha” (Liga Romanche) y en 1938 Suiza reconoció el romanche como lengua nacional otorgándole el mismo estatus que el alemán, el francés y el italiano.
La Liga Romanche percibe de la Confederación Helvética entorno a tres millones de euros para contribuir a que la lengua siga viva; la mitad de dicho presupuesto se destina a la traducción de libros de texto escolares en los cinco dialectos.
En 1982 se crearía el “Rumantsch Grischun”, una estandarización de la lengua mediante la fusión de los cinco dialectos, estableciéndose reglas gramaticales formalmente, para poder fortalecer así el uso de la lengua, aunque no ha tenido una buena aceptación por parte de sus hablantes, que en su mayoría lo han rechazado.
Lo que parece dar mejor resultado en este esfuerzo por mantener viva la lengua, es que se siga empleando en las escuelas de grisones, donde las clases se imparten tanto en alemán como en romanche.
Tampoco ayuda el hecho de que no exista partido político que reivindique y abogue porque se reconozca y apoye en mayor medida el romanche; y lo que es más triste, el propio director de Economía y Turismo del cantón de Grisones piensa que fomentar y tratar de consolidar su uso es una pérdida de tiempo y dinero.
Si os interesa, podéis encontrar más información en la página web de la Liga Romanche y tranquilos, la información aparece en más idiomas aparte del romanche.