El mundo de la inteligencia artificial (IA) representa la tecnología de punta de nuestros días. Los científicos están dando pasos agigantados para achicar la brecha entre la inteligencia humana y la inteligencia artificial. De hecho, ya hay robots con IA que quieren experimentar la dicha de ser madres, amigos robots para descargar en tu móvil y, por supuesto, aplicaciones de IA para la traducción.
Es innegable que la IA ha llegado muy lejos en los últimos años y que los resultados pueden, a veces, competir con el trabajo de un traductor humano. ¿Acaso la profesión del traductor ha quedado obsoleta a causa de la inteligencia artificial? Todavía no.
Cuando pienso en este tema, recuerdo mis profesores de lengua francesa de la secundaria, quienes nos recordaban constantemente que era muy fácil distinguir entre una monografía escrita en francés y una monografía escrita en inglés y traducida apresuradamente en Internet. Ahora, comparar las aplicaciones de la IA con el trabajo de un estudiante que usa Google Translate para terminar una monografía en francés una hora antes de entregarla no es del todo justo. Sin embargo, el punto sigue siendo válido: las lenguas poseen matices y son estos los que le dan valor a la profesión del traductor.
Cuando se busca la palabra correcta para usar, un escritor debe tener en cuenta los significados y las connotaciones de esta, junto con el contexto y el público de la pieza que escribe. Un buen traductor tiene que atravesar el mismo proceso. Debe buscar la manera de transmitir no solo el significado literal de una palabra o sintagma, sino también las varias capas de significado que muchas veces están presentes. De esta manera, la traducción es tanto un arte como la escritura.
Un traductor puede entender (o pensar sobre) una pieza y luego avalarse de ese entendimiento para transmitir el verdadero significado de la pieza en su traducción. Traen consigo las experiencias de primera mano de toda una vida y una comprensión experiencial profunda de las lenguas fuente y meta, lo que resulta en una pieza bien traducida, la que conserva los matices y la complejidad de la versión original.
Las aplicaciones pueden no ser del todo confiables y, según el tipo de aplicación que se utiliza, los resultados pueden variar, por ejemplo, a causa de la longitud de las oraciones o el uso del lenguaje figurativo por parte del autor, el que no tiene sentido si se traduce de manera literal.
Las aplicaciones de la IA pueden ser herramientas potentes cuando se combinan con el trabajo de un traductor humano, pero, por si solas, no podrían completar una tarea. Algún día, en el futuro, la inteligencia artificial podrá hacer que nuestros trabajos se vuelvan todos obsoletos. Pero, mientras tanto, la mejor manera de asegurarte de recibir traducciones que conservan los matices de tus contenidos de manera integral es contratar traductores humanos para corregir los resultados de la IA. Una forma de lograr esto a través del proceso de posedición. La posedición es el proceso mediante el cual los traductores utilizan las herramientas de traducción automática (MT) para que estas asistan con la mayor parte de la traducción y luego aplican su propia pericia en corregir el estilo y la sintaxis del contenido traducido automáticamente, para producir traducciones de la mejor calidad de manera más eficaz.
En Trusted Translations, nos importan tus contenidos y sabemos que tu público merece experimentar ese contenido en su forma más auténtica. Crear traducciones de alta calidad que saben plasmar los matices de tus contenidos escritos no es fácil, pero es esencial. Es por eso que aceptamos el futuro de las capacidades de la inteligencia artificial mientras seguimos reconociendo el valor de los traductores humanos, para brindarte servicios de traducción confiables, que son fieles a los contenidos que tú creas.
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