Cuando nos enfrentamos a un proyecto de traducción a gran escala se ponen a prueba todas las capacidades de un equipo de traducción. Los proyectos extensos implican múltiples desafíos porque requieren del compromiso y la colaboración de personas cuyas responsabilidades y formas de trabajar difieren considerablemente. El ejecutivo de cuentas deberá asegurarse de mantener un contacto fluido con el cliente en todo momento, a fin de garantizar el cumplimiento de las fechas de entrega, así como las condiciones de dichas entregas. Por supuesto, antes de hacer todo esto, el ejecutivo de cuentas debe haber llegado a un acuerdo económico con el cliente, es decir, tendrá que haber cerrado la venta del proyecto. Con la venta se pone en marcha el proceso del que también nos habló Sven en una entrada reciente del blog en inglés. Este post pretende comentar un poco más la importancia que tiene la interacción entre las distintas partes involucradas en un proyecto.
El coordinador del proyecto, o project manager, tendrá entonces que reclutar al equipo de profesionales de la lengua que mejor se ajuste a los requisitos del trabajo. Si el material consiste en manuales sobre oficios relacionados con la construcción, por ejemplo, no elegirá a los mismos traductores que si necesita localizar un videojuego o si debe legalizar una serie de documentos legales. Además de seleccionar el equipo, el project manager debe, por supuesto, organizar las tareas, distribuir el material, comunicar las preferencias del cliente o los requisitos específicos del proyecto, gestionar el uso de las memorias de traducción y de las bases terminológicas y, de ser necesario, colaborar en la redacción de una guía de estilo propia del proyecto en cuestión. Está claro que para realizar todas estas tareas con éxito (a menudo en periodos muy breves), el gerente de proyecto debe conocer bien su oficio y ser capaz de conjugar varias actividades al mismo tiempo.
Cuando los traductores comienzan su labor, ya tienen claro qué tipo de material han de traducir, así como el volumen (en palabras) de trabajo les ha sido asignado, la fecha (el día y la hora) en la que tienen que entregar su producción y las condiciones en que deben hacerlo. Además, cuentan con la memoria de traducción del cliente, si la hay, con la base terminológica apropiada y con la guía de estilo que les permitirá trabajar con criterios homogéneos de traducción y formato.
Estas herramientas son muy útiles en cualquier proyecto, pero resultan más relevantes aún cuando se trata de proyectos grandes, puesto que ahorran muchísimo tiempo al editor a la hora de unificar la producción de distintos traductores. La edición de cada proyecto presenta sus desafíos lingüísticos particulares, pero si hay algo que todos ellos tienen en común es la necesidad de ser precisos y constantes en las decisiones que definen la terminología, el estilo e incluso la ortografía de una traducción. Para el editor, lograr esta coherencia general en un proyecto es una tarea tan importante como la del análisis minucioso del texto en busca de la mejor traducción posible.
Por último, el revisor al que se asigne el paso de proofreading, es decir, la relectura de la totalidad del proyecto, deberá garantizar que todos los pasos previos se hayan completado con éxito. En el complejo proceso de venta, gestión, traducción y edición de un proyecto es fundamental contar con un cuidadoso control de calidad que permita la mayor atención a los detalles. Como vimos, desde el primer momento de contacto entre la agencia de traducción y el cliente hasta que finalmente se realiza la entrega del proyecto, son muchas las personas que intervienen. Cada una tiene distintas tareas, aparece en diferentes instancias y cumple su función desde diversos puntos de vista, por lo cual la comunicación entre todas ellas debe ser excelente para que el resultado final sea el mejor. Como a menudo sucede, el contar con grupos de trabajo bien aceitados como los de Trusted Translations es fundamental para el éxito de un proyecto.