Los Estados Unidos e Inglaterra siempre (al menos desde que los Estados Unidos se convirtieron en un país) han tratado de establecer supremacía sobre sus propios continentes y, ostensiblemente, sobre el resto del mundo. Los británicos dominaron durante bastante tiempo y conquistaron nuevas tierras tanto en las Américas como en África (y también en Oceanía, las Indias Occidentales, el Sudeste Asiático, el Medio Oriente… “El sol nunca se pone en el Imperio Británico”). En esos lugares la influencia británica sigue siendo evidente. Si nos adelantamos a la actualidad, las cosas parecen ser igual que hace algunos siglos: los dos países dominan en términos de negocios, tecnología y cuestiones económicas. ¿Pero qué ocurre con el idioma? ¿Hay una versión del inglés que domine a la otra?
Lógicamente, si nos enfocamos en Europa, la gente que aprende inglés como segunda lengua estudia inglés británico. No es una sorpresa, dada la proximidad geográfica del Reino Unido y los lazos políticos que mantiene con el resto de Europa. Si miramos fuera de Europa, también podemos encontrar influencia británica en otros continentes, en realidad, en los seis, sobre todo, en los países y los estados que pertenecen a la Commonwealth (compuesta por más de 50 países), por ejemplo, India, Paquistán y Hong Kong, solo para mencionar algunos. Otros países como Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Sudáfrica, Trinidad y Tobago y Jamaica, donde el inglés es el idioma nativo y oficial, son ejemplos del dominio del Inglés Británico alrededor del mundo.
¿Pero qué ocurre con el inglés estadounidense? Todos sabemos que la influencia estadounidense se debe a su estado de superpotencia en términos de logros económicos y tecnológicos, sin mencionar la influencia masiva de los medios de comunicación en todo el mundo (la industria del entretenimiento y Hollywood, por ejemplo). Después de todo, las películas y los programas de televisión estadounidenses han llegado a cada rincón del planeta. Cuando se trata de aprender el idioma como segunda lengua, los países latinoamericanos están más influenciados por el inglés estadounidense, una vez más, debido a la ubicación geográfica.
Sin embargo, su influencia no se limita solo al idioma. La cultura estadounidense también ha afectado el estilo de vida de los latinoamericanos, ha creado el deseo colectivo de alcanzar el “sueño americano”, la posibilidad de lograr cualquier cosa que uno se proponga. Entonces, si la cultura y el idioma estuvieran interconectados, ¿eso significaría que el inglés estadounidense es el más influyente de los dos? ¿Incluso en los países en los que parece haberse establecido la influencia británica? Sabemos que los idiomas son entidades vivas que cambian todo el tiempo, evolucionan eternamente y se expanden; por eso, es posible que veamos un cambio significativo en la balanza de la influencia que, hasta ahora, parece haber dominado el inglés británico.