Hace unos días, leí algo que decía que no debemos reírnos de un albañil porque escribe con faltas de ortografía; después de todo, es posible que nosotros conozcamos todas las normas lingüísticas, pero él sabe construir una casa, y nosotros no. Eso me llevó a pensar en todas las veces que los lingüistas, quizá por defecto profesional, criticamos a quienes escriben con errores gramaticales u ortográficos, y a preguntarme si realmente es tan importante conocer y respetar esas normas.
Todos emitimos una opinión sobre los trabajos de los demás, sobre todo, si corresponden a nuestra área de especialización: el albañil critica una pared que no está a escuadra; el médico dice que no está de acuerdo con el tratamiento que prescribió uno de sus colegas y el modisto opina que la costura de un vestido está torcida. Del mismo modo, los lingüistas vamos por la vida agregando puntos, comas o tildes a todo lo que leemos. La diferencia es que no todas las personas, sin importar nuestra profesión, construimos casas ni recomendamos tratamientos médicos, sin embargo, todos (o, al menos, la gran mayoría) estamos obligados a escribir y a que nos lean alguna vez en nuestras vidas; sobre todo, en tiempos de correos electrónicos, chats y mensajes de texto.
Y si bien todos debemos escribir, no a todos nos preparan para hacerlo correctamente. El hecho de que la persona que redacta haya alcanzado el grado más alto de educación, por ejemplo, un doctor en leyes, no garantiza que escriba respetando todas las normas. ¿Cuántas instituciones universitarias les enseñan a sus alumnos las normas gramaticales básicas? Por mi parte, conozco muy pocas que cuenten con una materia relacionada con la escritura en sus programas. Habrá quienes opinen que esto debe aprenderse durante nuestra formación básica, pero ¿nos enseñan eso en la escuela?
Aunque muchos opinen de otra manera, aprender a escribir correctamente es una tarea tan ardua como la de aprender a curar o a defender personas. Los licenciados en letras, los traductores, los correctores de textos y los editores estudian durante años para obtener su título, y una vez que se reciben, deben seguir haciendo cursos para actualizarse y especializarse. Entonces, si es tan difícil, ¿por qué pretendemos que todo el mundo tenga esos conocimientos?
Para responder a la pregunta del título, me atrevo a decir que sí, que es importante escribir bien. Las normas lingüísticas existen para que podamos transmitir nuestras ideas con claridad y comunicarnos sin problemas; sin embargo eso no significa que todos tengan que conocerlas en profundidad ni que quienes las conozcamos debamos señalar a quienes cometen errores. Al fin y al cabo, si todo el mundo escribiera perfectamente bien, los correctores y los editores (quienes sí debemos a escribir con corrección) nos quedaríamos sin trabajo.