Desde que la revolución industrial desplazó a millones de trabajadores, reemplazándolos por máquinas mucho más rápidas, fuertes y eficientes que ellos, mucha gente de variadas profesiones también, hoy en día, se preocupa por tener un desenlace similar. Lo cierto es que el acelerado avance de la tecnología deja fuera del cuadro laboral a mucha gente todos los días.
Un área que se ha desarrollado y automatizado impresionantemente en los últimos años es el de las traducciones. Las traducciones automáticas (o MT, por sus siglas en inglés) son hoy en día una herramienta muy útil en este campo, pero hay temor entre algunos traductores que ésta herramienta pueda reemplazarlos por completo algún día. Por ahora, los humanos siguen siendo irreemplazables para traducir, y aunque cada vez se recurre más al post-editing que a la traducción tradicional, no hay nada como un trabajo hecho por una persona de carne y hueso.
Pero, ¿quiénes saldrán victoriosos en esta “batalla” entre hombres y máquinas? Es fácil imaginar que en un futuro cercano las traducciones automáticas lograrán ganar mucho más terreno, pero también, si pensamos en el ritmo acelerado de los avances tecnológicos, tal vez en un futuro no tan lejano habremos llegado a un punto culminante en nuestra historia: ¡el fin de los idiomas! El mecanismo no sería mucho más descabellado de lo que el wi-fi habría sonado hace un par de décadas: seguramente llegaremos a la instancia en la cual, con ayuda electrónica o por simple evolución de la mente, nos podamos comunicar telepáticamente, transmitiendo ideas directamente sin necesidad de palabras e idiomas. Pura conexión mental, sin importar cultura, idioma o distancia. Posiblemente en este momento suene más a ciencia-ficción que a una realidad cercana, pero también la tecnología de hoy en día habría parecido de otro planeta si se hubiera mostrado a la gente hace solo medio siglo. El cerebro humano funciona con impulsos eléctricos y éstos podrían ser captados y transmitidos de persona en persona, solo falta algún genio que encuentre la forma de lograrlo, y así los humanos ganaríamos la gran batalla. Por ahora.