La versión online de The Times, ha lanzado la noticia de que Google quiere ir más allá en la tecnología de voz en móviles. La compañía está desarrollando un software que permitirá la traducción casi instantánea en teléfonos móviles. Dicha tecnología emplearía el servicio de reconocimiento de voz de Google (ASR, Automatic Speech Recognition), convertiría la voz de la conversación a texto y el texto se sintetizaría de nuevo a voz.
Como cuenta su director de servicios de traducción, Franz Onch, Google dispone en la actualidad de los tres servicios anteriores por separado y, por tanto, en lo que están trabajando en la actualidad es en el mejor modo de combinarlos, necesitando para ello un sistema de traducción automática altamente preciso y un sistema de reconocimiento de voz con las mismas características.
Sin embargo, Och señala que aunque se han realizado progresos significativos en las herramientas de traducción de Google y de reconocimiento de voz, cada persona tiene un tono o acento de voz distinto y están trabajando en este aspecto; de hecho, la idea sería que el sistema “aprendiese” a reconocer cada vez con mayor facilidad la voz de su usuario según se vayan utilizando con mayor frecuencia los servicios de voz, como por ejemplo, la búsqueda de voz.
Parece que dado el increíble avance en las tecnologías de este tipo, Google es bastante optimista y piensa que la traducción de voz podría funcionar razonablemente bien y lanzar al mercado esta nueva tecnología en unos pocos años. Además, una ventaja clara de Google con respecto a sus posibles competidores es que pueden acceder a una importante fuente de información de traducciones a través de sus servicios en línea.
Lo cierto es que de ser posible lo que he comentado anteriormente, supondría una auténtica revolución a nivel internacional. El hecho de poder hablar con una persona en tu propio idioma y ella en el suyo, y poder establecer una comunicación más o menos fluida es absolutamente increíble y, de hecho, tengo mis peros al respecto.
El escepticismo con respecto a este tema es evidente. No debemos olvidar que la lengua es algo vivo, que cambia constantemente, además de los distintos acentos o pronunciaciones, los posibles giros lingüísticos, la ironía, etc. La interpretación, la labor que realiza un interpréte es algo más que un simple acto automatizado, no se limita a dar equivalentes lingüísticos sino precisamente «interpreta» lo que varias personas, cuyas lenguas maternas son diferentes, quieren decirse y esto es algo sumamente complicado.
Lamento no poder ser tan optimista como Google y pensar que en tan sólo un par de años lanzarán al mercado una tecnología que reemplace un trabajo tan especializado y complejo como el de ser intérprete.