Otra cuestión importante en este ámbito es no asumir nada, y mucho menos que todos los miembros del grupo disponen de la misma información. El coordinador deberá establecer un plan de trabajo con toda la información y analizarlo con la frecuencia necesaria a medida que se modifique o se desarrolle.
La evaluación del riesgo es otra de las tareas claves del coordinador, ya que un hecho imprevisto puede provocar un profundo impacto sobre el proyecto. No obstante, no todos los imprevistos tendrán un efecto negativo, algunos pueden ser positivos y el coordinador deberá tratar de canalizarlos por esta vía. En este sentido, la función del coordinador es tratar de contener y controlar los riesgos.
Otro gran desafío para los coordinadores son los conflictos que surjan entre los miembros del equipo (por disensos con términos, por ejemplo), o con la Gerencia (por costos, por ejemplo) o con el cliente (por adelanto del cronograma de entrega, por ejemplo). Aquí el coordinador deberá extremar sus aptitudes como negociador.
Finalmente, el coordinador intentará rescatar lecciones de aprendizaje para futuros proyectos. Una forma práctica de implementar esto es crear un proceso mediante el cual todos los miembros del equipo puedan dejar sus comentarios o sugerencias en una especie de buzón en cualquier etapa del proyecto. Finalizado el proyecto, el coordinador compilará todos los comentarios, los analizará en grupo y los aplicará en el futuro a fin de mejorar el proceso, elevar la calidad y evitar imprevistos.