Tras enterarme de la triste noticia de esta semana sobre la muerte del gran autor Gabriel García Márquez, me puse a pensar acerca de la dificultad que deben haber traído sus libros al momento de traducirlos.
Luego de realizar un pequeño trabajo de investigación en internet, me enteré de que su mayor obra Cien Años de Soledad ha sido traducida a 36 idiomas. De repente, abrí una página donde pude leer una entrevista a Edith Grossman, la persona que tradujo la mayoría de las obras de García Márquez al inglés, excepto por Cien Años de Soledad. Le preguntaron si sentía que debía meterse dentro de la cabeza del autor para poder traducir y transmitir sus ideas, a lo que respondió que sí es necesario, ya que es muy importante poder ver el mundo a través de los ojos del escritor y que todo lo que se necesita saber sobre un escritor, se puede encontrar en sus obras. Luego, Edith añadió que traducir significa expresar una idea o un concepto de tal manera que se logre la misma reacción en el lector que la que buscó el escritor con el texto original, sin importar el idioma. A veces, al traducir se debe escribir algo muy distinto al original ya que la gramática y los sistemas literarios suelen variar entre un idioma y otro. Lo que más me llamó la atención es que esta traductora mencionó que siempre que tiene que traducir un libro escrito originalmente en español, ella siente que en realidad está escribiendo un libro en inglés desde el principio.
En otra nota, encontré que en junio de 2010 se había anunciado un proyecto para traducir Cien años de soledad al wayuunaiki, o goajiro, que es un idioma hablado en una zona de la frontera norte entre Colombia y Venezuela, pero lamentablemente nunca se llevó a cabo.
En mi opinión, la traducción literaria es una de las más lindas y disfrutables, pero al mismo tiempo es una de las tareas más difíciles, como ya explicamos anteriormente en una entrada especial en este blog. Imagino que la traducción de las obras de García Márquez y su único y especial “realismo mágico” debe haber sido un placer agotador, por más paradójico que suene. Definitivamente lo extrañaremos pero siempre tendremos sus obras para deleitarnos de la mejor literatura latinoamericana.