El pasado miércoles se celebró la Tomatina en el pueblo de Buñol, en Valencia. Ver las crónicas de los festejos en la prensa inglesa me recordó la importancia que tiene conocer el contexto cultural a la hora de traducir, especialmente cuando se trata de textos periodísticos o de actualidad, por lo que pensé que no estaría de más hacer en este blog un pequeño repaso de algunas de las fiestas más interesantes que se celebran en España cada año.
En el caso de la Tomatina, se trata de una fiesta popular en la cual decenas de miles de personas se dedican a arrojarse toneladas de tomates maduros hasta terminar completamente cubiertos por su puré. El festival, que comenzó espontáneamente durante la década de 1940, es conocido en la actualidad como la guerra de comida más grande que existe, y atrae a multitud de visitantes tanto de la península ibérica como del resto del mundo. A pesar de su impacto turístico cada vez mayor, la Tomatina no es la más famosa de las numerosas fiestas españolas. Es que España, país muy generoso con la diversión, está repleta de acontecimientos de este tipo.
Todos los años, en el mes de julio, se realizan en Pamplona los Sanfermines, el festival conocido por las carreras en las que compiten jóvenes y toros por las calles de la capital de Navarra. Ernest Hemingway ayudó a popularizar esta fiesta al incluirla en su novela de 1926 The Sun Also Rises, y desde entonces se repiten cada verano las imágenes de miles de jóvenes vestidos de impecable blanco, pañuelo rojo al cuello, corriendo delante de los toros.
Bastante menos célebre pero igualmente divertida resulta la fiesta de los Escobazos, que se celebra en honor de la Virgen de la Concepción cada 7 de septiembre en Jarandilla de la Vera, Extremadura. La fiesta consiste en una procesión nocturna en la que la gente del pueblo acompaña por las calles a la figura de la Virgen, a la cual iluminan con antorchas fabricadas con escobones (el escobón es un haz de ramas secas de aproximadamente un metro y medio de longitud, que se quema por una punta y que sirve para ir encendiendo hogueras en las plazas por las que pasa la procesión). Al final del recorrido, todo el pueblo se reúne en una plaza en la que se ha preparado la hoguera mayor. Una vez que la imagen de la Virgen vuelve a guardarse, los portadores de los escobones (que a esas horas de la noche llevan horas combatiendo con vino el frío de diciembre), se entregan al peligroso rito de golpearse mutuamente con los escobones encendidos. Se recomienda asistir debidamente vestido, es decir, evitar la indumentaria inflamable.
España cuenta con muchas más fiestas populares y religiosas que vale la pena conocer. En los casos de los traductores, estas resultan todavía más relevantes por formar parte importante de la cultura local, y estar familiarizados con ellas se vuelve imprescindible a la hora de interpretar ciertos textos. Desde luego, jamás será demasiada la información que un traductor pueda poseer sobre un pueblo cuyos jóvenes eligen bañarse en jugo de tomate, correr por las calles delante de bestias salvajes o prenderse fuego unos a otros en la plaza principal. Ya lo dijo el famoso eslogan que consiguió llenar la Costa del Sol de turistas: Spain is different.