A pesar de lo que podamos ver en dramas televisivos como La ley y el orden, la parte más importante del sistema legal no está en la sala del tribunal, sino en el papeleo. Hoy en día, con el aumento de la población multilingüe y la expansión global de las empresas, la traducción de documentos jurídicos está más solicitada que nunca. La traducción jurídica es también un campo que conlleva muchos riesgos y en el que los errores pueden ser costosos o incluso poner en peligro la vida, por lo que es esencial obtener una traducción de alta calidad.
Repasemos algunos de los factores clave a tener en cuenta cuando se requiere la traducción de documentos jurídicos.
¿Qué tipos de traducción jurídica existen?
El primer factor crucial es qué tipo de documento necesita traducción y para qué contexto jurídico específico. Por ejemplo, algunos de los tipos de documentos jurídicos más comunes para las empresas incluyen contratos, patentes (y otros documentos de propiedad intelectual), acuerdos de confidencialidad, licencias, etc., que abarcan el derecho internacional, el derecho fiscal, el derecho marítimo y muchos otros. La traducción de estos documentos probablemente requerirá un traductor jurídico que no sólo esté certificado, sino que también sea un experto en el vocabulario de un campo específico.
Otros tipos de documentos se utilizan en entornos jurídicos propiamente dichos, como procesos judiciales, declaraciones de testigos, informes policiales, mociones o escritos. Nuestra vida cotidiana también depende de la documentación jurídica, que incluye certificados de nacimiento, licencias matrimoniales, contratos de arrendamiento, testamentos, etc. La naturaleza del proyecto y el público meta ayudarán a determinar otros elementos clave de tus necesidades de traducción, como el coste y el plazo de entrega.
¿Cuáles son los retos de la traducción jurídica?
Debido a la compleja naturaleza del derecho, este tipo de traducción también conlleva una serie de retos únicos. La jerga jurídica puede ser extremadamente difícil de traducir debido a su naturaleza rebuscada y oscura, así como a su sintaxis única. En inglés, por ejemplo, la mayoría de los documentos jurídicos están escritos en voz pasiva, lo que puede crear problemas si el idioma meta utiliza principalmente la voz activa.
Del mismo modo, el vocabulario jurídico está lleno de trampas potenciales; en un caso de Virginia, un intérprete utilizó erróneamente la palabra española violación para traducir la palabra inglesa «violation» (infracción) en referencia a una infracción de del código de tránsito. Esto tuvo un impacto casi desastroso. Incluso traducir una sola palabra o colocar un signo de puntuación de una forma determinada puede cambiar radicalmente la interpretación de un documento.
Además, el contexto es clave. En el caso de la traducción internacional, esto significa que el traductor debe conocer bien un mínimo de dos sistemas jurídicos distintos y múltiples guías de estilo. Además, la ley cambia constantemente, por lo que la traducción requiere estar al día de diversos cambios normativos y de formato.
Qué cualidades buscar en un traductor jurídico
Aunque puede que te sientas capaz de traducir tus propios documentos jurídicos, debido las ramificaciones de un error en este campo, es mejor que no lo haga. De hecho, en algunos países, solo traductores expertos —traductores aprobados por las autoridades gubernamentales y examinados mediante rigurosas pruebas— están autorizados a traducir documentos oficiales.
Por lo tanto, es esencial encontrar un traductor con credenciales estelares que le permitan cumplir todos los requisitos necesarios. También debes buscar un proveedor de servicios de traducción con experiencia que aplique prácticas rigurosas de confidencialidad, que tenga conocimientos de temas específicos y que se mantenga actualizado sobre el ámbito jurídico pertinente.