Las lenguas mutuamente inteligibles son aquellas mediante las cuales los hablantes pueden entenderse entre sí, en forma escrita y oral, sin la necesidad de tener estudios o conocimientos especiales de la otra lengua. Esto es lo que les ocurre a quienes tienen al danés, sueco y noruego como lengua materna. También sucede lo mismo entre el afrikaans y el neerlandés.
Las lenguas germánicas se separaron del resto de las lenguas indoeuropeas por la evolución de vocales y consonantes, y la entonación. Nos referimos al afrikaans, el alemán, el danés, el feroés, el frisón, el inglés, el islandés, el neerlandés (con el flamenco), el noruego y el sueco.
El nórdico (germánico septentrional) comienza a diferenciarse de las demás lenguas germánicas alrededor del año 200 d.C. La lengua no tenía ningún nombre determinado, pero hasta el siglo XIII en Suecia se habló de lengua danesa. Se trata de una lengua emparentada con el inglés antiguo, sobre el que influyó notablemente sobre el Período Vikingo. Palabras como fellow, husband, they, them, their, sky, window, live, die provienen del mundo nórdico. Desde la Edad Media las lenguas nórdicas han recibido las mismas influencias que el resto de las lenguas europeas: de las lenguas clásicas, del alemán, del francés y del italiano. A partir de la segunda mitad del siglo XX todas las lenguas han recibido fundamentalmente la influencia del inglés.
Un rasgo característico del danés y de las demás lenguas nórdicas es la presencia del artículo determinado enclítico. Mientras que en inglés, en alemán, en francés y en otras lenguas románicas la determinación se forma mediante la anteposición de un elemento, las lenguas nórdicas añaden una desinencia al sustantivo: the house, das Haus, la maison, la casa, huset (forma indeterminada: hus).