Existe un usual malentendido sobre quienes trabajan en el campo de la traducción y de la interpretación. A veces se clasifica a estos profesionales con el término genérico ‘traductores’, y se cree que son lingüistas capaces de proporcionar todo tipo de servicios lingüísticos, simplemente porque poseen un conocimiento muy avanzado de un idioma extranjero. Esta suposición no solo es errónea, sino que además minimiza el nivel de entrenamiento y habilidades necesarias para trabajar con eficacia en el campo de la traducción e interpretación respectivamente.
Los traductores y los intérpretes tienen mucho en común. Ambos comienzan su vida como lingüistas al capacitarse en una lengua(s) extranjera(s), ya sea por medio de la educación formal como resultado la educación bilingüe o incluso trilingüe, o por haber crecido en diferentes países donde se hablan distintos idiomas. Muchos de quienes eligen especializarse en carreras como lingüistas profesionales obtienen un diploma en traducción, interpretación, o ambos, ya que la capacidad de dominar muy bien un idioma extranjero no suele ser entrenamiento suficiente para poder trabajar en este campo. Asimismo, un traductor cualificado tampoco puede realizar el trabajo de un intérprete de manera automática, o viceversa. Si bien es posible trabajar en traducción e interpretación sin un título oficial de formación en el campo, es poco común y más difícil hacerlo.
A pesar de compartir muchos aspectos, existe una diferencia fundamental entre estas dos formas de comunicación intercultural. Traducción se refiere a la palabra escrita, mientras que interpretación se refiere al aspecto oral.
Entonces, ¿en qué se diferencia el trabajo de los traductores del de los intérpretes?
Los traductores trabajan con textos escritos y tienen tiempo (una cantidad relativa) para analizar, editar y revisar su trabajo antes de completarlo y entregarlo en el plazo acordado. La mayor parte de su trabajo se realiza en una computadora, por lo que pueden trabajar desde casi cualquier lugar: normalmente lo hacen desde su casa (en el caso de los traductores independientes), o en una oficina (en el caso de los traductores internos), y pueden consultar material de referencia, de ser necesario. Los traductores suelen trabajar solos, ya que muchos lo hacen de forma independiente, y es por esto que puede convertirse en un trabajo bastante solitario.
Los intérpretes se encargan de la comunicación oral; suelen trabajar en conferencias y en el sector público (por ejemplo, en tribunales, fuerzas de policía, y otros) y también trabajan con clientes privados que son con frecuencia personas que requieren de servicios de interpretación. Trabajan bajo grandes cantidades de presión y, a diferencia de los traductores, una vez que han transmitido su mensaje en el idioma de destino, no pueden cambiarlo. Por lo tanto, enfrentan una importante necesidad de que los resultados sean, desde el inicio, correctos. Los intérpretes, en especial los intérpretes de conferencia, tienden a prepararse para su labor de antemano, y así asegurarse de que entienden el contexto del tema que van a interpretar. Es un trabajo un poco más social que la traducción, ya que los intérpretes trabajan siempre junto a otras personas.
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