«Toda mi vida profesional tuve la sensación de que los traductores están en el negocio de crear una ilusión: que el lector no piense que lee una traducción, sino el original». Anthea Bell
Entre los grandes nombres de distinguidas autoras y lingüistas, el mundo ha perdido una grande.
El pasado mes de octubre, la traductora de renombre mundial Anthea Bell, famosa por la traducción de las complejas obras de Franz Kafka y Sigmund Freud, y de las historietas del héroe galo Asterix, finalmente falleció a los 82 años.
Es unánime la opinión de que la labor de Anthea fue notable y se considera que sus traducciones incluso mejoraron la calidad y el alcance del material original.
Se consideraba a sí misma, por su profesión, una hechicera responsable de canalizar las ideas verdaderas detrás del material original de su trabajo. «Una ilusión», como lo expresó ella misma, para hacer que los lectores se sientan y crean que estaban leyendo «el original».
O como Borges observó una vez, escribir un poema (o traducir uno para el caso) es como hacer un hechizo mágico. Y el instrumento de esa magia, el lenguaje, es muy misterioso. No sabemos nada de su origen. Solo sabemos que se ramifica y genera otros idiomas, y que cada uno de ellos consta de una cantidad indefinida de palabras en constante cambio. Una cantidad indefinida de posibilidades sintácticas.
Este era el delicado oficio que Anthea profesaba, y ella lo practicaba con amor y dedicación.
No es casualidad que su primera traducción fuera en realidad un libro para niños, originalmente escrito en alemán.
«Fue mi primera traducción y la hice con mi primer bebé en una cuna a mi lado».
Hoy, su trabajo eterno es un testimonio de ese mismo amor por el oficio, que trascenderá su vida mortal.
Un legado que todos los lingüistas podrán atesorar y les servirá de inspiración.
En cierta forma, esto convierte a Anthea en una heroína silenciosa o anónima. Porque para crear una ilusión exitosa es necesario engañar al espectador (o al lector en este caso) para que crea que lo que está contemplando (o leyendo) es completamente «original».
En Trusted Translations, nos gustaría defender su legado y brindar por Anthea por ser una campeona eterna de su oficio y del nuestro.