Desde los comienzos de la historia de la humanidad han surgido conflictos entre los hombres y, a fin de dirimirlos sin violencia ni represalias, se presentan ante la justicia para que un tercero imparcial analice las pruebas ofrecidas por ambas partes avalando sus pretensiones.
Este tercero imparcial, sin ningún tipo de vínculo afectivo o comercial con ninguna de las partes, debe decidir sobre una diversidad de pruebas tal que deberá recurrir a la asistencia de especialistas en distintas materias.
Estos especialistas son los peritos y, en nuestro caso, seremos peritos traductores o intérpretes y deberemos traducir documentación o interpretar declaraciones a fin de que el juez o los jueces del caso puedan analizar y comprender la totalidad de las pruebas ofrecidas o que el juez estime convenientes.
Cabe destacar que si bien en las traducciones que se comercializan para el mundo de los negocios se requiere que los traductores cuenten con la idoneidad y experiencia necesarias, en el caso del trabajo ante un tribunal de derecho también deberán contar con las certificaciones académicas correspondientes, pues solamente los traductores públicos pueden trabajar como peritos, ya que además de traducir e interpretar, también deberán presentar los escritos correspondientes según la etapa procesal del expediente.
Es por ello que los traductores e intérpretes que deseen trabajar en este apasionante ámbito de trabajo deberán formarse nuevamente en las especificidades de este campo de trabajo.