Desde que el ser humano desarrolló el lenguaje, la cultura y la civilización comenzaron a evolucionar exponencialmente. Esto se debe a que finalmente un individuo podía transmitir conocimiento a otro, y de generación a generación, dando lugar así a los orígenes del mundo avanzado tal como lo conocemos.
Pero hay una pregunta que muchos científicos se han hecho y que ha generado distintas teorías: ¿Cómo fue que el hombre primitivo pasó de vivir como animales para luego, de un momento a otro, empezar a hablar y de esta forma organizarse como sociedad y como raza dominante? Esto ha sido un gran misterio… hasta ahora.
Partiendo de distintos estudios, parece ser que el responsable de este salto evolutivo es un gen llamado FOXP2, relacionado con la capacidad de mover los músculos faciales y permitiendo vocalizar. Se trata de una pequeña- pero decisiva- modificación en el ADN humano que dio lugar al habla, a todos los idiomas, y todo lo que esto conlleva. Como siempre, una simple mutación puede cambiar el destino de una especie entera, dejando en desventaja a los menos adaptados. En nuestro caso, los antepasados que carecían de esta nueva característica genética simplemente tenían menos chances de sobrevivir que los que podían hacer uso del lenguaje.
Hoy en día existen entre 3000 y 5000 lenguas, y cada una de ellas comparte el mismo punto de partida, aquel día en que este gen asombroso cambió para siempre la historia del hombre.
Estas investigaciones científicas están aún en curso, y quedan varios interrogantes al respecto. No se sabe todavía cómo esta alteración genética apareció en primer lugar, o cómo fue expandiéndose hasta «actualizar» a toda la raza humana. La teoría más aceptada nos lleva de regreso a Darwin y su «selección natural», donde los más aptos son los que sobreviven. ¿Podría incorporarse este gen a otras especies animales y ver si su rumbo evolutivo sigue nuestros pasos? En la naturaleza todo es posible.