El mapa de Europa aquí publicado es un ejemplo ideal de por qué es tan importante la localización. Los traductores y empresas que busquen traducciones no deben utilizarlo como una representación exacta y estricta de las líneas divisorias entre los idiomas de Europa.
Entonces, siéntense a pensar qué es lo que verdaderamente nos dice sobre la comunicación internacional: los idiomas no siempre respetan los límites geográficos. Por ejemplo, una empresa que busque crear un documento para su distribución en Francia debería, lógicamente, asegurarse de que se traduzca al francés, en virtud de todas las normas y pautas de la Academie Française. Sin embargo, también deberían evaluar distintas variaciones del francés que se habla en las zonas norte y sur de Francia. Traducir un documento al dialecto franco provenzal incluirá a dicha población y podrá generar que su empresa se destaque.
Como traductor, es posible demostrar el conocimiento del mundo y de la cantidad de dialectos y variantes al presentar sugerencias al cliente e impresionarlo con la capacidad propia como asesores en cuestiones relativas a los idiomas. Es importante marcar la diferencia entre alguien que simplemente traduce y alguien que puede evaluar las necesidades del cliente al momento de refinar la perspectiva a nivel internacional.