En 1918, durante la Primera Guerra Mundial, un grupo de tropas estadounidenses participó en la ofensiva de Meuse-Argonne, en el frente occidental. Era una de las mayores operaciones de soldados estadounidenses en guerra, pero las comunicaciones en el campo estaban en peligro. Los alemanes habían logrado intervenir las líneas telefónicas y estaban descifrando los códigos. Tampoco podían enviar mensajeros a que entregaran instrucciones, porque eran capturados. Por casualidad, al oír al pasar a algunos soldados choctaw (nación amerindia cuya lengua forma parte del grupo muskogi) hablando en su idioma, surgieron los primeros «locutores de código«. Gracias a ellos y a su prácticamente desconocido idioma, se logró una ventaja crucial sobre el enemigo.
¿Pero cuál es la historia de los Choctaw, el pueblo al que pertenecían los soldados que colaboraron con el ejército de un país que los oprimía?
El proceso de destrucción de esta y otras culturas había comenzado en el siglo XIX. Los Choctaw fueron conocidos como una de las «cinco tribus civilizadas», ya que habían adoptado algunas prácticas de los demás pobladores de los Estados Unidos. Sin embargo, mediante la firma de varios tratados, se los expulsó de Misisipi y se los obligó a reubicarse en el oeste, con el objetivo de apoderarse de los recursos naturales de la zona. Durante la travesía, alrededor del 20% de los choctaws murieron de hambre, enfermedad y agotamiento. La idea era lograr la “asimilación cultural” de los grupos amerindios, por lo que se comenzó a obligar a muchos niños a aprender al inglés y se los castigaba duramente si hablaban su lengua nativa. Lucharon por construir una nación En Oklahoma, pero mediante la Ley de Dawes, se disolvieron los gobiernos tribales y se eliminaron los jefes designados.
Todos los miembros del escuadrón que colaboraron en la Primera Guerra Mundial regresaron a casa con sus familias y fueron devueltos a la marginalidad. Aunque su trabajo determinó las comunicaciones militares en conflictos subsiguientes, ya que otras poblaciones de indígenas norteamericanos serían empleados de la misma manera después (como los comanches), fuera de la tribu prácticamente nadie supo acerca de su importancia.
Después de la Ley de Reorganización Indígena de 1934, los Choctaw reconstituyeron su gobierno y su cultura logró sobrevivir, a pesar de los años de opresión. Sin embargo, siguieron luchando económicamente debido a la intolerancia, el aislamiento cultural y la falta de puestos de trabajo. Con la reorganización y el establecimiento de un gobierno tribal, no obstante, en las próximas décadas lograron controlar escuelas, centros de salud, sistemas jurídicos y judiciales y programas de servicio social. Desde mediados del siglo XX se han creado nuevas instituciones que les permiten manejarse con mayor independencia, y son reconocidos a nivel federal.
Finalmente, hace pocos años el Congreso de los Estados Unidos reconoció a todos los pueblos que trabajaron como locutores de claves, incluidos los choctaw, entregándoles medallas de oro (la distinción civil de más alto nivel) a los gobiernos tribales. Aunque los locutores de claves originales nunca llegaron a ver el día en que se reconoció su trabajo, finalmente recibieron su merecido homenaje.