Hace algunos años, cuando necesitábamos información para estudiar, presentar un trabajo o resolver una traducción, debíamos ir a la biblioteca y leer libros enteros para encontrar lo que buscábamos. Y para conseguir un número telefónico, debíamos consultar la guía telefónica o nuestra agenda personal. Como debíamos marcarlo cada vez que queríamos hacer un llamado, terminábamos sabiéndolo de memoria.
Hoy en día, con solo escribir un término en el buscador, nos aparece una catarata de información sobre ese tema; y con la opción de “Buscar” hasta podemos ver dónde exactamente aparece ese término específico en cada texto. Si necesitamos llamar por teléfono a alguien, solo basta con buscar su nombre en la agenda de nuestro celular, ni siquiera necesitamos ver el número.
El efecto Google, también llamado “amnesia digital”, es la tendencia a olvidar la información que sabemos que podemos obtener de internet. De acuerdo con un estudio de 2011 realizado por Betsy Sparrow (Universidad de Columbia), Jenny Liu (Universidad de Wisconsin) y Daniel M. Wegner (Universidad de Harvard), la gente tiende a recordar menos los detalles que cree que puede encontrar en línea que aquellos que cree que no están allí. Además, es más probable que recuerde dónde encontrar la información que la información en sí misma.
Estudios posteriores aseguran que esta amnesia digital también afecta nuestra capacidad para recordar información personal o números de teléfono. Parece ser que, al saber que podemos consultar nuestros teléfonos inteligentes de inmediato cada vez que necesitamos algún dato personal, tendemos a borrar esa información de nuestro cerebro.
Lo que muchos se preguntan es qué pasa con nuestra memoria como consecuencia del uso de estas nuevas tecnologías. ¿Cómo incide el efecto Google en nuestra memoria? ¿La debilita? ¿Tenemos menos capacidad para recordar? ¿O llenamos ese “espacio” con otra información? Según los investigadores, el efecto Google no nos afecta de manera negativa; nuestro cerebro se está adaptando a las circunstancias actuales, una actualidad en la que la tecnología es parte de nuestra vida cotidiana.
¿Y cómo nos afecta esto a los traductores? Si hay alguien que depende de la búsqueda de información es el traductor. Todos los días debemos investigar temas o terminología para poder cumplir con nuestra labor; y los motores de búsqueda son grandes aliados, ya que nos permiten ahorrar tiempo y hacer la tarea de investigación desde la comodidad de nuestro escritorio. Pero, ¿cómo creen que afecte eso nuestra capacidad de retener información? Por mi parte, elijo pensar en que nuestro cerebro trabaja de manera diferente para adaptarse a esta actualidad en la que reina la tecnología.