Es sabido que el alemán tiene fama de ser muy difícil de aprender, y esta fama está basada en hechos reales, aunque en general la gente que no lo habla no conoce bien los detalles.
Los sustantivos se escriben en todos los casos con mayúscula y tienen tres géneros, no solo dos como en español; ellos tienen el masculino, el femenino y el neutro, cada cual con sus propias declinaciones. A su vez, para saber cuál es la declinación correcta se deben conocer los cuatro casos que las rigen: el nominativo, el acusativo, el dativo y el genitivo. La diferencia entre ellos es que en un caso el sustantivo solo es nombrado o señalado sin ninguna interacción con otro objeto, en el acusativo se hace referencia a que el sustantivo está involucrado en alguna acción o movimiento, el dativo suele implicar la ubicación del objeto o sujeto, y el genitivo alude a la procedencia o pertenencia. Y aun así, algunos verbos exigen el uso de un caso, y otros de otro, y hay que aprenderlos de memoria, o estaremos condenados a cometer interminables errores en las declinaciones.
La gramática y la construcción de las oraciones son todo un reto para los que deciden empezar a estudiar este idioma. Son realmente muchas reglas, pero afortunadamente son lógicas y se cumplen, solo hay que tener buena memoria para recordarlas.
Este es también un idioma constructivo en el cual las palabras pueden unirse (¿indefinidamente?) para hacer descripciones específicas, por ejemplo “Rechtsschutzversicherungsgesellschaften” que serían “compañías de seguros proveedoras de protección legal”… ¡y hay palabras aún más largas!
Es difícil acostumbrarse al orden invertido que pueden tener las frases, dependiendo del tipo de preposición o construcción de las mismas. Por ejemplo, “ich bin müde, weil ich wenig geschlafen habe” sería traducido como “estoy cansado porque poco dormido he” si se mantuviera el mismo orden que en alemán.
Incluso cuando una persona estudia esta lengua por largos años y logra un nivel excelente, todavía hay que lidiar con los dialectos (y no meros acentos) que existen en cada región de Alemania, Austria, parte de Suiza, parte de Italia o incluso en antiguas colonias alemanas en África. Es tan extrema la diferencia entre dialectos que muchos alemanes necesitan subtítulos en la televisión para entender programas del mismo país, pero de dialectos diferentes.
Es complicado, pero no imposible. Es tierra fértil para los amantes de los desafíos. Y para los que no cuentan con el tiempo o los medios para estudiarlo, siempre cuentan con el apoyo de las agencias de traducción para interactuar con la cultura alemana.